AMH_HV012 _ José Fernando Vergara Antequera
Entrevista de José Fernando Vergara Antequera
Entrevistado por Karen Worcman
Arica, Chile 02 de março de 2024
Projeto As Américas e Suas Histórias
Entrevista número AMH_HV012
Transcrita via Transkriptor
Revisão Gerardo Déleon
Parte I
00:00:03
P/1 - Y allí te voy a pedir que te imagines que haces un ejercicio de respiración y empieces a ver que viene la primera imagen de tu vida, la primera cosa que viene de tu memoria, de que te acuerdas de tu vida.
Y ahí vas respirando, expirando y cuando identifiques que puede ser una imagen, pero puede ser un sonido, un olor, una sensación a alguien, un lugar, te acerque de esto, él lo mire, él respire.
Y cómo te vas acercando de este momento, que puede ser un momento más difuso, unas palabras, un sonido cualquiera, te vas acercando muy cerca y respirando y te dejas entrar ahí en este momento como si estuviese mirando, oliendo este instante que te vino o se te vino más de uno.
Te paseas por ahí como un cuadro, como los ruidos del ambiente que estamos, se van abstrayendo y te vas entrando en este otro momento. Y cuando estás sin más deseo con esto que sientes que está en el momento, te vas alejando, te dejas ahí de esta imagen, la miras y vuelves, vuelves a esta ciudad, a este momento, cómo estoy buscando desde ahí a venir.
Parte II
00:00:06
P/1 - Llegas acá, llegas de carro y estacionas, abres la puerta, conversamos, elegimos el lugar, hablamos de todo, definimos el lugar, sentamos en la cadera y cuando sientes que estás de vuelta acá, puedes abrir los ojos. Pero cuando llegues.
Bueno, estamos aquí. Yo voy a hacer una pausa.
Entrevista AMHV feita por Karen Worcman gravada por Marcelo Larrea, con Fernando Vergara. Chile, Arica. Bueno, llegando acá, te voy a preguntar de nuevo tu nombre completo, ¿dónde has nacido?
00:01:37
R - José Fernando Antequera Vergara. Nací en Santiago un 24 de abril del año 1945.
00:01:45
P/1 - ¿Y cuáles son los...
Continuar leituraAMH_HV012 _ José Fernando Vergara Antequera
Entrevista de José Fernando Vergara Antequera
Entrevistado por Karen Worcman
Arica, Chile 02 de março de 2024
Projeto As Américas e Suas Histórias
Entrevista número AMH_HV012
Transcrita via Transkriptor
Revisão Gerardo Déleon
Parte I
00:00:03
P/1 - Y allí te voy a pedir que te imagines que haces un ejercicio de respiración y empieces a ver que viene la primera imagen de tu vida, la primera cosa que viene de tu memoria, de que te acuerdas de tu vida.
Y ahí vas respirando, expirando y cuando identifiques que puede ser una imagen, pero puede ser un sonido, un olor, una sensación a alguien, un lugar, te acerque de esto, él lo mire, él respire.
Y cómo te vas acercando de este momento, que puede ser un momento más difuso, unas palabras, un sonido cualquiera, te vas acercando muy cerca y respirando y te dejas entrar ahí en este momento como si estuviese mirando, oliendo este instante que te vino o se te vino más de uno.
Te paseas por ahí como un cuadro, como los ruidos del ambiente que estamos, se van abstrayendo y te vas entrando en este otro momento. Y cuando estás sin más deseo con esto que sientes que está en el momento, te vas alejando, te dejas ahí de esta imagen, la miras y vuelves, vuelves a esta ciudad, a este momento, cómo estoy buscando desde ahí a venir.
Parte II
00:00:06
P/1 - Llegas acá, llegas de carro y estacionas, abres la puerta, conversamos, elegimos el lugar, hablamos de todo, definimos el lugar, sentamos en la cadera y cuando sientes que estás de vuelta acá, puedes abrir los ojos. Pero cuando llegues.
Bueno, estamos aquí. Yo voy a hacer una pausa.
Entrevista AMHV feita por Karen Worcman gravada por Marcelo Larrea, con Fernando Vergara. Chile, Arica. Bueno, llegando acá, te voy a preguntar de nuevo tu nombre completo, ¿dónde has nacido?
00:01:37
R - José Fernando Antequera Vergara. Nací en Santiago un 24 de abril del año 1945.
00:01:45
P/1 - ¿Y cuáles son los nombres de tu padre y de tu madre?
00:01:50
R - Mi padre, Oscar Eduardo. Mi madre, Rosa Amelia.
00:01:59
P/1 - ¿Cuántos hermanos y hermanas tienes?
00:02:02
R - Dos hermanas mujeres, menores que yo. Nos diferenciamos secuencialmente cada dos años.
00:02:08
P/1 - ¿Y cómo se llaman ellas?
00:02:10
R - Mónica, la que sigue Erika, Verónica la última.
00:02:16
P/1 - Y ahí, Fernando, me cuentas un poco qué hacía tu padre, un poco de la familia de donde viene.
00:02:25
R - Mi padre es hijo de un padre que tuvo doce hijos. Once hermanos. Mi padre, él nació en Tocopilla. Tocopilla es una ciudad que está al sur de Arica y al norte de Antofagasta. En ese lugar nació mi padre. Pero ellos venían, mi abuelo era profesor de una escuela rural en la zona salitrera del área de Tocopilla. Él era hijo único, un hijo, mi abuelo, un hijo natural, vale decir, no hijo de un matrimonio, sino que de una madre soltera. De ahí nacieron estos 12 hermanos, entre hombres y mujeres. Nació mi padre, que era el segundo de los mayores hacia los menores. La mayor era una mujer y él venía después. Posteriormente, él se va a estudiar a Santiago, a la Escuela de Artes y Oficios, que en ese tiempo existía como tal, y que actualmente es la Universidad Técnica del Estado.
00:03:50
P/1 - ¿Y él tuvo 12 hijos?
00:03:53
R - Hermanos, hermano. Sí, mi abuelo tuvo 12 hijos.
00:03:58
P/1 - Quiero saber la historia de tu abuelo, era hijo único, ¿pero por qué era profesor? ¿Qué sabes de la historia de esta parte de tu familia, de dónde venían?
00:04:12
R - Mi abuela era una persona que vivió en la zona norte de este país, en una etapa, de la etapa del salitre, en la cual ella era una lo que se denomina hoy día una empleada doméstica de ciertas familias que contrataban sus servicios. Y era la bandera de lavar ropa ajena. De ahí nació mi abuelo, desconozco el lugar exacto donde él nació, pero es entre Copiapó y Tocopilla, en esa zona del norte, donde se instalaron las salitreras, donde se instaló todo ese mundo, digamos, que era muy novedoso para esa época y era el inicio de la industrialización de la minería de este país.
Mi abuelo finalmente se radica en Tocopilla, y él sigue la carrera. Después de ser profesor de estado, avanzó en contador, como contador. Y como contador lo contrata la Braid and Copper Company, que es una empresa norteamericana que explotaba el salitre acá en Chile. Él logra ascender dentro de esa compañía y llega a ser a una jefatura alta dentro de la compañía.
Y toda su vida laboral termina ya en una etapa posterior de jubilación.
00:06:02
P/1 - ¿Y cómo conoció a tu madre? Vamos a saber un poco la historia.
00:06:07
R - Mi abuela Alicia, que era la esposa de mi abuelo, ella era hija de domingo la Trille. Domingo la Trille es un francés, o sea, era perdón, hay una generación que me salté. El bisabuelo de mi abuela era domingo Latrilla, y que fue el que fundó la ciudad de Tocopilla.
00:06:34
P/1 - O sea, era ella la hija del fundador.
00:06:37
R - La hija del fundador de la ciudad. Y entonces, bajo esa condición, entre comillas, pertenecía un poco a la sociedad tocopillana por tener esta condición. Y mi abuelo era este personaje chileno que había escalado en la compañía americana en alguna ocasión social, muy probablemente, yo no conozco el detalle. Se conocieron y se casaron, tuvieron estos doce hijos y finalmente se asentaron en Tocopilla.
00:07:20
P/1 - Ok, ahora vamos a tu madre. Me cuenta un poco la historia de la familia de tu madre.
00:07:25
R - Mi madre fue una persona, ambos están fallecidos. Mi madre nació en Chillán. Chillán es una ciudad que está al sur de Santiago, y antes de Temuco, para tenerlo como referencia. Ella era la menor de cuatro hermanos de una familia netamente campesina. Mi madre era una campesina. O sea, se formó en esa formación de la experiencia diaria y cotidiana, con muy poco desarrollo y muy poca educación formal. Por lo tanto, era una persona, condición que yo siempre le admiré mucho, era absolutamente intuitiva, de una capacidad de llevar la imaginación a la acción a una velocidad impresionante. Bueno, ella se va a Santiago aproximadamente a los dieciocho o diecinueve años, y trabaja una panadería como cajera
Mi padre, que trabajaba ya en ese tiempo en una escuela industrial haciendo clases, él viajaba en bicicleta desde el lugar donde vivía hasta el lugar donde trabajaba, y pasaba en su bicicleta a comprar pan todas las mañanas cuando se iba al trabajo, a este lugar donde trabajaba mi madre. Y así se conocieron y finalmente terminan casándose. Forman una familia, que se separan.
P/1 - ¿Se separan?
R - Se separan, yo tenía aproximadamente doce años cuando se produce la separación de ellos.
00:09:32
P/1 - Pero entonces, vamos antes, vamos un poco ahora a la imagen que te vino cuando te pedí para ir, la primera imagen de tu vida. ¿Si me puede contar un poco de esta imagen?
00:09:48
R - Mira, es la imagen de mi niñez, niñez digamos, o sea, de cuando uno comienza a tener como conciencia de ciertas cosas, cinco, seis, siete años por ahí. Mi padre siempre se tituló en la escuela de arte de oficio como técnico mueblista. Por lo tanto, en su actividad, a pesar de que él tenía su actividad central era hacer clases de su misma materia en escuelas industriales, él siempre mantuvo en la casa, que era una casa muy grande, un taller donde se hacían muebles y se hacían cosas.
P/1 - ¿Él hacía?
R - Él hacía, contrataba gente, hacía y siempre mantuvo esa actividad. Por lo tanto, mi niñez se desarrolló en ese ambiente, en un taller de muebles, y por lo tanto tenía una relación permanente entre herramientas, materiales, virutas, maderas, en fin. Mi padre, me decí mira, por qué no barres el taller y con eso yo te voy a pagar un 20, que es la quinta parte de un peso se llamaban chauchas en esa época. Yo barría el taller y me pagaba el veinte de esa manera. Yo tengo una admiración por mi padre en ese sentido, a pesar de que tuvo otros defectos muy graves, pero tenía una capacidad de enseñar y esa cosa que es que no sólo es enseñar con la palabra, sino que es enseñar con la acción.
Y esas fueron las imágenes, cuando tú me interpelaste, las que se me vinieron, digamos, como primeramente a la cabeza de este taller.
00:11:39
P/1 - ¿Me lo puedes describir más cómo era? Vamos.
00:11:43
R - Mira, voy a tratar de hacer una abstracción, porque son imágenes, digamos, yo creo que era un lugar de aproximadamente unos quince metros por quince metros, en la cual en la zona central habían unas máquinas para trabajar la madera, serrucho, sierra, huincha, tupí, etc. Una serie de máquinas. Y por las periferias habían bancos de trabajo y gente que trabajaba. Muchas veces, en oportunidades en que había más trabajo, había un parrón central que llegaba este taller estaba al fondo de la casa venía un pasadizo amplio, había un parrón y también se ponían a trabajar bajo ese parrón en algunas oportunidades. Allí yo observaba mucho de cómo se hacían las cosas, de cómo eran los procesos y naturalmente, con tanto mi padre como las personas que trabajaban, les preguntaba, me decían, me enseñaban.
Ese mundo es un mundo tremendamente atractivo y que lo tengo como uno de mis primeros recuerdos. Ahora, había una condición, digamos, de ese lugar, que yo podría decirla desde mi mirada actual, que no era puramente una cuestión por ganar recursos económicos, sino que había una cosa como esa relación que se establece entre el maestro y el aprendiz, en la cual el espacio queda transformado por esta actividad. Entonces, no es sólo producir muebles para ganar dinero, sino que era un lugar donde se aprendía el oficio. Y habían ayudantes, y había todo este mundo de gente, digamos, que siempre estaba.
00:13:49
P/1 - ¿Era un taller, entonces, que producía?
00:13:52
R - Sí, producía y vendía cosas, sí.
00:13:56
P/1 - ¿Y de ahí cómo era, vamos a salir del taller en la casa, cómo era la relación tú con tu padre, con tu madre? Me describe un poco esta casa en este momento.
00:14:08
R- Bueno, mira, a esa casa, bueno, a mi nacimiento, y aquí hay una
P/1 - ¿Sos el primero?
R - Yo soy el primero del matrimonio. Esto me lo contó mi padre cuando yo nací. En ese tiempo, en Santiago, corrían los carros, no sé si ustedes lo ubican, esos carros metálicos, grandes, eléctricos, que metían una bulla enorme cuando se desplazaban sobre rieles. La locomoción colectiva en Santiago era en estos carros. Entonces, cuando él iba por la calle y pasaba uno de estos carros, y yo había nacido, él pegaba un grito, decía tengo un hijo, concha de tu madre. De alegría. Él me lo describió, me lo contó después, mucho tiempo después.
Yo, a partir de ese cuento que él me hizo, comencé a darme cuenta del machismo de mi padre. Un machismo, pero ya exacerbado. Y finalmente, en conversaciones que tú estoy haciendo como un paréntesis, en conversaciones que tuve con él, me di cuenta que en realidad él se casó con mi madre porque quería tener un hijo. Y quería tener un hijo que fuera varón. Y como todo eso le resultó, estaba feliz, cosa que yo nunca estuve de acuerdo y se lo reprendí muchas veces.
Bueno, hay otro. ¿Bueno, y por qué ese lugar? Yo llegué a los dos años a esta casa que te cuento, con el taller.
Y llegué a esa edad después que mis padres originalmente vivieron en un pequeño departamento que arrendaban. Y esa casa la compró mi abuelo en Santiago, porque se le venían todos los hijos que iban a comenzar a llegar para poder estudiar. Entonces armó como un lugar de llegada de todos los que iban a llegar en algún momento.
00:16:21
P/1 - ¿Su abuelo que trabajaba en la compañía americana?
00:16:24
R - Exactamente. Entonces allí nos fuimos a vivir nosotros. Y aparece ahí un personaje que para mí es otro de los personajes tremendamente importantes e interesantes en mi vida, que es mi bisabuela, la madre de mi abuelo. Esta mujer, lavandera, que tuvo un hijo único y que decidió soltera, soltera vivía porque él, el hijo, cuando compró la casa, la primera que llevó para allá fue a su madre. Y ella tenía una vida muy independiente. Ella nunca, nunca, nunca dependió de nadie. Siempre se arregló sola hasta el día que murió. Bueno, y con ella yo entablé una relación muy especial.
Fue una mujer tremendamente religiosa, pero exageradamente religiosa. Tenía ella en su dormitorio, tenía todas las paredes tapizadas de cuadros de santos, de imágenes de, todo un mundo católico, digamos. Y me invitaba a conversar con ella.
P/1 - ¿Chiquitito?
R - Chiquito, o sea, chico, chico. Ella tenía una cama que era muy alta, más o menos a esta altura de esas camas antiguas así muy altas. Al frente de su cama, en un pasillo, tenía la máquina de coser, una máquina Singer, la antigua máquina Singer. Entonces, en estas invitaciones que me hacía conversar, me agarraba, me sentaba arriba de la máquina, ella se sentaba en la cama. Yo me doy cuenta ahora de grande, me comencé a dar cuenta de esas acciones. Y nos poníamos frente a frente, o sea, con mi abuela, yo las conversaciones las teníamos así, no las teníamos así, mirando hacia arriba. Eso lo encontré fantástico.
00:18:26
P/1 - ¿De qué hablaban? ¿Te acuerdas?
00:18:28
R - Me contaba historias de los santos, me contaba ella todos los días, por ejemplo, hacía un recorrido, se le entraba muy temprano y partía a la iglesia de los sacramentinos, en el barrio de San Diego, en Santiago. A la primera misa que se daba diariamente, que era alrededor de las 6:00 a.m. de esa misa se iba a pie, atravesaba todo el centro de Santiago y llegaba al lado norte, donde estaba la Vega Central. Y en la Vega Central ella tenía una serie de amistades, entre que le regalaban cosas, entre compraba cosas y todos los días partía cargada con dos bolsas hasta la casa, en movilización colectiva. Nunca aceptó que la llevaran ni en auto, ni la acompañaran. Era su rutina. Yo de muy niño me sentaba en la grada de la entrada de la casa a mirar hacia la esquina, en cuanto aparecía la abuela, en cuanto aparecía que su voz partía corriendo a ayudarle con las bolsas. Te estoy contando imágenes así saltadas, que son propias de mi infancia, digamos, pero absolutamente de esa época. Estoy funcionando entre los cuatro o cinco años y los ocho o nueve, por ahí. Bueno, por lo tanto, en esa casa vivíamos nosotros. En el segundo piso, la familia, mi padre, mi madre, yo y mis dos hermanas. Y en el primer piso mi abuela. Y teníamos esta relación.
00:20:12
P/1 - ¿Y comían juntos? ¿Estaban juntos?
00:20:14
R - No teníamos las actividades domésticas eran separadas. El grupo familiar lo hacía arriba y mi abuela lo hacía sola.
00:20:25
P/1 - Y como bueno, no lo hubiera sabido en este momento, pero una madre soltera, lavandera y el hijo que se tornó un profesor. ¿Ella te contó algo de esta es una historia en la familia o no? La más católica.
00:20:44
R- ella se cuidó mucho de no contar su historia personal. A mí siempre me lo trataba de hablar, digamos, como referencias de terceros, pero nunca ella como involucrándose. Ella se cuidó mucho, mucho, creo que excesivamente, yo no podría decir, del momento de mi abuela hacia atrás, que es lo que no, no tengo idea. Nada.
00:21:15
P/1 - Entonces, vamos ahora a tu casa. Me has dicho entonces, que tenía la madre que era más campesina, que estaba en la panadería. ¿Tu padre y ustedes, cómo era? ¿Me describe un poco, no? ¿Dónde dormían, cómo era la rutina y el rol? ¿No era tu padre era muy severo, no era quién era la persona?
00:21:37
R - No, mi padre no era un tipo severo. Él era un tipo machista, que es diferente.
00:21:44
P/1 - ¿Cómo lo identifica? ¿En qué el machismo?
00:21:48
R- Yo creo que mi padre utilizó a mi madre para sus gustos. Sus gustos sexuales, sus gustos de que le criaran los hijos, sus gustos de que le procrearan el primer hijo varón de que le tuvieran su comida, que le plancharan sus camisas, que le hicieran su cama, que le tuvieran una casa dispuesta. Esa es la formación que él recibió, por lo demás, y la aplicó. De eso, yo me rebelé muchas veces.
00:22:22
P/1 - ¿Pero lo sentías como chico?
00:22:24
R -, sí, sí. Yo veía a mi madre arrodillada en la tina del baño, lavando ropa, por ejemplo. Pero encontraba un sacrificio gigante. ¿Por qué no le ayuda? ¿Por qué lo tiene que hacer ella?
Entonces, la explicación era por qué él trabajaba por traer el dinero, el proveedor y ella tenía que cumplir estas otras cosas. Así fue.
00:22:54
P/1 - ¿Y ella cómo la veía?
00:22:58
R - ¿Ella cómo sufría? Eso dices tú.
00:23:03
P/1 - ¿Sufría?
00:23:06
R - Yo creo que mi madre se enamoró mucho de mi padre.
P/1 - ¿Estaba enamorada?
R - Muy enamorada. Y estuvo enamorada hasta que murió. Ya llegaremos a esa parte. Por lo tanto, ella sentía, cosa que yo valoro mucho cuando existe amor, digamos, una admiración por el otro.
Y por lo tanto, en función de esa condición, ella se sometió, imaginó que era el rol que tenía que cumplir y lo cumplió a cabalidad. También mi padre utilizó a mi madre en ciertas acciones. Aquí hay un término, no sé si en Brasil existe, de sacar las castañas del fuego con la pata del gato.
00:23:57
P/1 - ¿Qué quiere decir eso?
R - Quiere decir que tú haces una acción, pero no la haces tú directa, sino que encargas a otra persona que la haga por ti, por interpósito persona. Eso es sacar la castaña del fuego con la pata del gato.
00:24:09
P/1 - Entonces, ves que él hacía esto con ella.
00:24:13
R - Ella mi padre usaba a mi madre para que mi madre hiciera algo con nosotros como niños. Cosas que a lo mejor se le ocurrían a él y que las hacía.
00:24:25
P/1 - ¿Te acuerdas de algo?
00:24:26
R - Sí, muchos episodios.
00:24:27
P/1 - Entonces, me conta uno.
00:24:32
R - Esto tiene un carácter así como es psicoanálisis también. Mira, producto de mis propias inseguridades de niño que este castillo de este taller y donde ocurrían todas estas cosas se me fue destruyendo un poco cuando vino la separación de mis padres. 12 años míos, 12 año. En ese momento se me produce una cuestión fisiológica de incontinencia de orina. Me podía hacer pipí en el colegio, en la noche, parado en una esquina, situación que fue muy compleja. Nunca tuve un tratamiento específico, digamos, siempre era un problema, no era una acción que había que actuar, sino que era un problema. Me hicieron muchos castigos por esto, como por ejemplo, en una tina de baño, encender hojas de diario y pasarme así por el fuego, porque alguien le había dicho a mi madre o a mi padre que eso se quitaba haciendo esa acción. Una cosa media de brujería, pero en fin, eso lo tuve.
En otra oportunidad me hicieron los sacos de papa, ustedes los conocen, digamos que son esa tela muy áspera, digamos que es como un yute. Bueno, me hicieron unos calzoncillos de saco de papa y me pusieron eso para ir al colegio.
00:26:15
P/1 - ¿Bueno, para todos ver, no?
00:26:19
R - No, Algunos días que me pusieron y tú comprenderás que si uno se hacía pipí, se llagaba, se hería las piernas, todo para tener menos para como un castigo, porque esto no era un problema de una enfermedad, sino que era una maña. Y para quitar la maña, pongámosle calzones de saco.
00:26:33
P/1 - ¿ Y esto, los dos juntos hacían esto?
00:26:44
R - Yo siempre vi a mi madre que ella me daba la impresión, yo esto no lo puedo probar, pero me daba la impresión que ella era la ejecutante de ideas de mi padre. En otra oportunidad, los tres hermanos, por alguna razón, hasta edad muy, muy, muy ya crecidos, seguíamos chupando chupete. O sea, cuando te digo edad o muy crecido, te estoy hablando, por ejemplo, yo de siete años, mi hermana que me sigue de cinco y la otra menor de tres, todos con chupete. Bueno, entonces, en mi caso, para que yo dejara de chupar chupete, el chupete de goma ese le pusieron con una cinta y un alfiler a la almohada, para que solamente lo pudiera usar en la noche. Entonces lo que hacía, me echaba la almohada al hombro y me chupaba el chupete y andaba todo el día con la almohada cargandola. Bueno, llegó una situación extrema en que un día mi madre nos cita a todos en el baño, a los tres hermanos, nos sienta los tres hermanos, en el medio había una pileta y trae todos los chupetes que habían, que habían varios, porque cada uno tenía varios, y los pone ahí en el medio y le enciende fuego a los chupetes. Nosotros cabros chicos, así. Yo lo encontré atroz, muy atroz.
Era también un castigo. Entonces yo decía pero esto no se le ocurre a mi mamá, estas son ideas de mi papá. Y que le dice a la mamá que los haga, porque como te digo, mi madre tenía esa condición campesina, digamos, esa cosa como que no existe la mala intención, como que es el puro sentimiento, digamos. Entonces no podía pensar que se le pudiera ocurrir a ella esas barbaridades, digamos, este era de un intelecto un poco más desarrollado. Bueno, entre estas cosas fue transcurriendo mi infancia, ¿te fijas? Y ocurrió esos dos hechos, uno anterior, el de los chupetes fue anterior, el de los calzones fue posterior, después de una es un golpe de la separación que se produce entre ellos.
P/1 - ¿Y la separación?
R - Era una muerte anunciada, era una crónica de una muerte anunciada.
P/1 - ¿Por qué?
00:29:23
R - Porque mi padre, siendo él muy joven, tuvo una polola que la quiso mucho.
P/1 - ¿Polola es?
R - Es una novia, una niña, con la cual estuvieron un periodo, digamos, pololeo se llama aquí, cuando un joven y una joven, se juntan y salen y van pero no hay ningún mayor compromiso más que poder estar conociéndose. Es un pololeo. Novia, creo que le llaman ustedes.
P/1 - Namorada
R- Eso. Bueno, y mi padre en ese tiempo tuvo un principio de tuberculosis, y por esa razón la familia de la enamorada hicieron todo lo posible para que se separaran. Y los separaron. Finalmente. A una la llevaron a un lado, mi padre quedó por el otro lado. Finalmente mi padre se recuperó, conoció a mi madre, se casó, nunca más supieron de nada. Y en un buen día, o en un mal día, se encuentran, mi padre casado, con tres hijos, y ella con dos hijos, y en muy mala condición, muy mala condición económica, con muchas aflicciones, con muchos problemas, con un marido alcohólico, o sea, una situación muy, muy compleja. Y mi padre decide ayudarla.
Y en este decidir ayudarla, como que se reaviva la relación anterior y producto de eso, él entonces se separa de mi madre y se va con…
00:31:10
P/1 - ¿Se casa con ella?
00:31:11
R - No, no se casa. Nunca se casó. No se casó ni tuvo hijos. Solamente se fue a vivir con ella. Y naturalmente, ahí se produce la ruptura del matrimonio de mis padres. Y mi madre, a partir de ese momento, comienza a esperarlo hasta siempre. Algún día va a volver.
P/1 - ¿Eso es lo que decía?
R - Pero queda sola. Ahora, hay una acción que yo le reconozco, muy sinceramente a mi padre. Él nunca abandonó a mi madre. O sea, siempre respondió económicamente, siempre estuvo presente, siempre se las arregló para poder estar en las dos casas. Una cosa extrañísima, no te contaré lo que eran los años nuevos, que pasaba acá, y corría para allá, y corría para el otro lado.
P/1 - ¿Pero todos sabían que estaba en ambas casas?
00:32:16
R- Sí y todos se lo aceptaban. Esa era la tragedia. ¿te fijas? Bueno, esa es mi niñez, eso eso es lo que se me vino, toda esa cantidad de imágenes, digamos.
00:32:38
P/1 - Qué bien, qué pequeño viaje que te llevo a una… Entonces vamos ahí, ahora estás en la casa, se quedaron con tu madre, me imagino.
00:32:47
R - Sí, lo que pasa es que ahí, claro, ahí se produce otro hecho, que mi padre logra comprar una casa y determina que mi madre con nosotros nos vamos a esa casa, y de hecho él renuncia a cualquier derecho que pueda tener sobre esa casa, por lo tanto queda como un patrimonio exclusivo de mi madre.
00:33:06
P/1 - ¿Porque la casa que vivieron era de tu abuelo?
00:33:08
R - Era de mi abuelo, correcto.
00:33:09
P/1 - ¿Y en este momento estaba vivo?
00:33:11
R - No, a ese momento mi abuelo ya había muerto.
00:33:15
P/1 - ¿Y la bisabuela también?
00:33:16
R - Y la bisabuela también. Y ahí comenzaba la presión de los hermanos de querer vender. La típica cosa que pasa cuando queda una herencia y entre los hijos se comienzan a pelear la herencia.
00:33:28
P/1- ¿Entonces ahí el puso ustedes en una otra casa?
00:33:31
R - Claro, mi padre logró, consiguió comprar una casa a través de un sistema de cooperativa, y nos fuimos entonces a vivir ahí, y por lo tanto nos separamos absolutamente de la casa de Clemente Fábres, que era la dirección de la calle donde estaba esa casa. Y por lo tanto, a partir de ese momento también como que se produce una ruptura, digamos, con todo el mundo familiar, porque mi abuelo venía todos los años, y todos los años convocaba a toda la familia, hacían unas grandes comidas donde estaban todos los hijos, nietos, nietos de los nietos, etc.
00:34:08
P/1 - ¿Y esto termina?
00:34:11
R - Y eso termina, eso termina.
00:34:13
P/1 - ¿Y ahí donde, qué empieza en la vida de ustedes en esta casa? ¿Cómo era?
00:34:19
R - Yo vivo en esa casa muy poco, vivo solamente desde el momento que llegamos a esa casa, vivo solamente un par de años, porque en ese momento yo me voy a estudiar a Valparaíso.
00:34:32
P/1 - ¿Pero ahí tenías como doce años, catorce?
00:34:35
R - No, no, no, los doce años, yo te digo, de los doce años que fue la separación con mis padres, pasamos unos dos, tres años más en la misma casa. Posteriormente mi padre compra esta casa y nos cambiamos a la nueva casa, y ahí yo dos años y parto a estudiar a Valparaíso, por lo tanto mi madre queda en esta nueva casa con mis dos hermanas y mi padre fuera.
00:35:05
P/1 - ¿Y así se quedó la familia?
00:35:07
R - Claro, claro.
00:35:10
P/1 -¿ Bueno, y ahí entonces me cuenta un poco de tu vida en la escuela, hasta ahí como te vas a Valparaíso ya para estudiar en la universidad, es eso?
00:35:21
R- Me voy, claro.
00:35:23
P/1 - ¿Entonces vamos un poco antes de tu vida en la escuela, cómo eran las cosas, las relaciones, y por qué te decides, qué te lleva a esta…?
00:35:34
R - Bueno, mira, pucha, tú me estás provocando, digamos.
P/1 - Disculpe, no, era mi intención.
R - Ocurre lo siguiente, es que te tengo que contar otra historia.
00:35:51
P/1 - Entonces vamos a ir a la historia.
00:35:54
R - En la etapa que yo estudié lo que hoy día se llama enseñanza media, en mi época se llamaba las humanidades, que era que uno salía de la primera etapa de seis años de colegio básico, y pasaba a los seis años de humanidades. Y en esos seis años de humanidades es que posteriormente se daba un examen, que en ese tiempo era el bachillerato. Tú podías seguir una carrera universitaria. Pues bien, en la etapa en que yo pasé la transición desde preparatoria a humanidades, yo entré a un colegio, a un liceo del estado, un liceo público, pero de buena calidad, era un muy buen liceo. Yo estaba en ese momento más o menos complicado, con toda la cosa familiar, la separación de mis padres y todo eso. Y eso hace que yo repita dos años consecutivos. Yo entro a primer año, lo repito, hago segunda vez primer año, paso a segundo año, hago segundo año, primer segundo año, lo repito, paso al otro segundo año, y de ahí para adelante logro más o menos estabilizarme. Y los últimos dos años, el quinto y sexto año humanidades, los hago en un colegio particular, pequeño.
00:37:16
P/1 - Entonces sales del liceo.
00:37:17
R - Salgo de ese liceo. No recuerdo exactamente cuáles eran las razones, te digo, pueden haber habido razones, más bien creo que mi padre puede haber asumido que a lo mejor era un colegio muy grande, a lo mejor por la etapa que yo estaba sufriendo por el tema de la separación, pudiera ser mejor un colegio más pequeño, algo así puede haber sido. Entro entonces a ese colegio más pequeño, y ahí curso mis dos últimos años, con bastante buen resultado ese cambio. Y ocurre que del curso que salía para seguir en la universidad, de ese colegio, el único que aprueba el bachillerato, que era la prueba condición para seguir en la universidad, fue un solo alumno, que fui yo. Entonces me quedé en una condición muy especial. ¿Pero por las circunstancias, te fijas?
00:38:21
P/1 - ¿Porque nadie entró en la universidad, eso es?
00:38:23
R - Eso, nadie aprobó el bachillerato. El único que siguió en la universidad fui yo, de ese curso. Muy, muy raro, pero así fue. Bueno, ahora, yo por toda esta cosa que venía desde la infancia, de la cosa del taller, de hacer cosas, de esta cosa que te cuento del ámbito que se producía, tenía como muy presente que lo que yo quería hacer era arquitectura. Y naturalmente me presenté a todas las escuelas de arquitectura posible al cual me podía presentar como postulante. Y dentro de esa estaba la Católica de Valparaíso. Bueno, en la Católica de Valparaíso me presento, ahí había un examen de postulación escrito, y había un examen oral, que era una entrevista muy parecida a esto, y me aceptaron en esa cosa.
Y te voy a contar también aquí otra cosa que es muy curiosa. Cuando me presento a la entrevista en la Católica de Valparaíso, dentro de la comisión que estaba examinando estaba este señor de las calzas rojas que les conté el otro día. Este acto en el mar.
00:39:52
P/1 - Ah, sí, sí.
00:39:54
R - Yo sin saber que era él, estoy uniendo dos cosas. Estaba ahí la comisión, me comienzan a hacer preguntas, nada que ver ni con el dibujo, ni con las condiciones que uno pudiera tener que tener para poder hacer esto, ni los gustos, nada. Me dice bueno, ¿y tú qué deportes haces? Bueno, le dije, yo he hecho andinismo, pero el deporte que he seguido desde muy niño, y que lo sigo haciendo, y que entre paréntesis lo practiqué hasta los 35 años, es rugby. Ah, este es un argentino uruguayo. ¿Ah, juegas rugby? ¿Y en qué puesto juegas? Bueno, soy medio de apertura.
Y comenzamos a hablar del rugby. Yo dije aquí esta cuestión no tiene, no voy a poder quedar. ¿Cómo pretendiendo entrar a una escuela de arquitectura hablando del rugby? Y quedé. Bueno, quedé. Me llamaron, postulé y quedé, quedé aceptado. Y a mí me impresionó tanto esto que dentro de las opciones que había elegido y que eran posibles, dijo no, yo me quedo en esta escuela porque aquí algo importante puede haber, una pura intuición. No tenía ningún conocimiento sobre el cual apoyar.
00:41:21
P/1 - ¿Cómo eras? ¿Cuántos años tenías ahí?
00:41:29
No, yo por estos dos años que repetí, yo llegué tardíamente. De hecho yo era el mayor de mi curso, yo llegué a los diecinueve años, a primer año.
00:41:40
P/1 - ¿Entonces, cómo era así tu juventud? ¿Qué te gustaba, fuera la arquitectura? Estamos hablando de los años 65.
00:41:49
R - 65, sí.
00:41:51
P/1 - ¿Entonces, ahí qué te interesaba? Es el inicio de hippies, muchas cosas. ¿En que mundo estabas o no estabas en ningun mundo?
00:42:04
R - No, yo a ver, yo me salté un poco la etapa del hippismo, la verdad es que no, no, no. Mira, puede ser por una cuestión media moralista que yo tuve en mi formación, y por una cuestión así muy cejada de repente, de no aceptar ciertas cosas, situación que la he superado después con la vida, digamos, pero pero en ese momento yo no, yo nunca, nunca, por ejemplo, participé de ninguna cosa. Ni con fumateras, de nada. Ni con marihuana, ni con ningún tipo de droga, ni ninguna cosa. O sea, para mí era una cuestión absolutamente pecaminosa y por lo tanto no se debía hacer.
00:42:52
P/1 - ¿Entonces, en este momento estabas ahí?
00:42:54
R - Yo estaba ahí. Me entusiasmaba mucho la escuela como era, digamos, la forma. Uno mira, como como estudiante de primer año, uno nunca sabe lo que le están enseñando, uno solamente tiene las orejas puestas así, los ojos grandes, no tiene juicio sobre las cosas, simplemente estás ahí escuchando. Y bueno, me pareció que era un lugar atractivo. Pero me ocurrió una desgracia en ese primer año en la escuela. Eran tres etapas de estudios divididas de tres meses cada uno. Un primer trimestre que era un trimestre de taller, un segundo trimestre que era de ramos teórico, y un tercer trimestre que era de ramos de taller nuevamente. Y había una condición, tú tenías que podías reprobar el primer taller, tenías que aprobar todos tus ramos teóricos, y no podías reprobar el segundo taller, el tercer trimestre.
La única condición que uno no podía seguir era si reprobaba ese segundo taller. Y fue la condición en que yo quedé. Yo aprobé el primer taller, aprobé los ramos teóricos y reprobé el segundo taller del año. Por lo tanto, por una condición administrativa, me tenía que ir de la escuela. Y hasta ahí nomás llegaba todo el entusiasmo y toda la historia. Bueno, lo conversé con mi padre y me dijo bueno, te vienes a Santiago y postulamos aquí a otras escuelas.
00:44:31
P/1 - ¿Entonces esta parte de él no era muy exigente, no, no era?
00:44:37
R - No, no, no, no. Él siempre me apoyó mucho en las decisiones que yo tomaba. Se trataba de imponer naturalmente en algunas otras, pero me dijo bueno, te vienes a Santiago. Y en ese tiempo, mi padre con un hermano habían montado una de este taller de muebles, un negocio de muebles, un local de venta a la calle, en la cual yo en los veranos había trabajado ahí, entre haciendo aseo, atendiendo gente, qué sé yo. En el momento que me dice tú te vuelves a Santiago, la imagen que yo me armé es que no me iba a volver a una escuela de arquitectura, sino que me iba a volver a un local de venta de muebles. Dije por ningún motivo. Y le dije a mi padre Padre, yo no me vuelvo a Santiago, yo me quedo en Valparaíso y yo voy a seguir estudiando en esa escuela. Yo administrativamente estaba afuera.
00:45:40
R - ¿Y bueno, cómo lo hago? Llega marzo, los primeros días de comienzo del próximo año, y me voy a parar a la entrada de la escuela. Ahí, a la entrada. Profesor que entraba le decía ¿por qué no reviso mi caso? Alumnos de cursos superiores, oye, ¿por qué no me ayuda?
P/1 - Ah hablaba con toda la gente?
R - Sí, ahí haciendo, digamos, una promoción de que me ayudaron, una cosa loca que se me ocurrió en ese momento. Jamás, jamás. Yo dije bueno, algo tengo que hacer. Finalmente me aceptaron.
P/1 - ¿Alguien, alguien?
R - Finalmente reconsideraron mi caso y dijeron bueno, este que está ahí en la puerta, saquémoslo de ahí, dejémoslo entrar, qué sé yo. Y ahí comienzo, digamos, sigo estudiando en esta escuela, y que posteriormente me comprometo con todo el movimiento de la escuela, la ciudad abierta, etc, etc.
00:46:45
P/1 - Entonces me cuenta un poco de esto, de cómo era esta escuela y las cosas que pasaron ahí, las más importantes?
00:46:51
R- Bueno, mira, la escuela es una escuela en realidad, yo estoy muy desconectado en este momento, o sea, no podría decir que esa escuela donde yo estudié es la escuela que hoy día existe. Entiendo que tiene muchas cosas de ese tiempo, pero naturalmente que muchas deben haber cambiado. Pero la escuela fundamentalmente lo que hacía es que partía de esta cosa que les conté el otro día, de la relación de la poesía y la arquitectura. Y en función del acto humano era el espacio que había que construir, y eso era la arquitectura. Por lo tanto, lo que había que estudiar era el acto humano y poder buscar la forma en que esa observación que uno hacía sobre ese acto humano a través de la poesía, llegaba a la forma
P/1 - Que lindo.
R - Una ecuación, te digo, muy abstracta, pero que naturalmente tiene mucho sentido porque no está mirado, te digo, hay una tendencia a mirar la arquitectura por el lado de la ingeniería estructural, que tienen que ser estructuras soportantes, perdurables en el tiempo y tienen que tener su propia hermosura. Allá ese postulado. Hay otro postulado, ¿te fijas? Que es por el lado esteticista, digamos, que es una cosa bella, hermosa, digamos, que tiene que ser muy bonita y todo eso. Pero me hacía mucho sentido esto, que era que la forma para habitar tenía que dar espacio y cabida al acto humano.
Eso tiene una verdad puesta allá adentro. Entonces, bueno, ahí y eso hace muy atractiva la escuela. Te estoy hablando yo entre el año 65, yo repetí primer año, el año 66. Comienza el año 67 y nos pilla el movimiento universitario de la ciudad.
P/1 - ¿Y acá en Chile había este movimiento universitario, como llegan, que estaban discutiendo?
00:49:00
R - Lo que pasa es que las universidades católicas particularmente, toda su jerarquización, toda su estructura, digamos, de organización, era determinada por el Papa allá en Roma, así los rectores eran nombrados por el Papa.
00:49:22
P/1 - ¿Este se llama PUC, Pontificia Universidad Catolica?
00:49:25
R - Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Claro, entonces contra eso nos rebelamos. O sea, no puede una autoridad universitaria ser nombrada por un ente religioso que está a quince mil km de distancia, ¿te fijas? Y sin saber la realidad. Y ese fue el origen de este movimiento universitario. Esa fue la clave de por qué comienza, digamos, en el fondo se cuestiona la generación de las autoridades universitarias y se pide concretamente que se haga un reconocimiento de los agentes universitarios propiamente tal, como que puedan a través de ellos mismos, generar sus propias autoridades. Ese fue el asunto.
00:50:10
P/1 - ¿Y ahí cómo era este movimiento? ¿Se reunían? ¿Qué pasaba? ¿Cómo se organizaba?
00:50:15
R - Mira, lo que pasa es que esto era un tema que se estaba discutiendo administrativamente en las diferentes etapas y claustros de la universidad. Y comienza a catalizarse en la escuela de arquitectura por los intelectuales que ahí habían, no por otra razón, no es porque hubiera una organización ni nada que se le pareciera, sino que porque era esta forma de pensar el acto humano desde, digamos, como desde su propio origen. Y a través de eso comienza a hacer una situación de estudio y de compromiso en la escuela. Y por eso que nace en la escuela de arquitectura el movimiento.
00:50:58
P/1 - ¿O sea, también nace con los profesores?
00:51:01
R - Ahí hay una conjunción de profesores y alumnos. Absolutamente. ¿Te fijas? Entonces, bueno, ahora, por otra parte, y simultáneamente venía todo lo que era el proyecto Améreida, el proyecto Améreida. America Eneida. Améreida.
P/1 - Mmm ¿qué es?
R - Ya, entonces es este movimiento de que América es un regalo, lo que conversamos el otro día, y que por lo tanto su propio destino no está determinado por factores externos, sino que tiene que estar determinado por su propia interioridad. ¿Y cuál es su propia interioridad?
El mar interior de América. América está habitada por los bordes, su centro, el Amazonas y toda esa zona está deshabitada. Por lo tanto, lo que había que ir era te estoy hablando una cosa, había que ir a la conquista de ese centro americano. Entonces, todo este grupo de poetas, de arquitectos, muchos de ellos que formaban parte de la escuela, inician una travesía desde Tierra del Fuego hacia el centro del continente, por tierra. Se compraron una camioneta, unos tipos, Melo Mourão, poeta brasileño.
P/1 - ¿Quién?
R - João Melo Mourão, participa también de esto.
00:52:36
P/1 - ¿O sea, es un movimiento intercontinental?
00:52:38
R - Intercontinental. Inician una travesía desde Tierra del Fuego, en una camioneta, haciendo actos poéticos, donde paraban, hablaban con la gente, se juntaban, hacían cosas, pintaban muros, en fin, y siguen avanzando. La idea era llegar a Santa Cruz de la Sierra, porque poéticamente se determinó que Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, es la capital de América.
00:53:09
P/1 - ¿Como el centro?
00:53:11
R - Como el centro. Y ese centro tiene que ver con la Cruz del Sur, que tú la aterrizas. Es coincidente con la ubicación geográfica de Santa Cruz de la Sierra.
00:53:29
P/1 - ¿Pero tiene un autor o es una discusión colectiva?
00:53:32
R - Bueno, por una parte los profesores venían embarcados en esto, ya, en esta Améreida y por otro lado está esta situación crítica de la universidad. En ningún punto se unen ambas cosas. Y eso es en junio del año 67. Se produce el movimiento, tres meses más o menos y se logran los objetivos. Finalmente las autoridades se designan en claustro pleno, digamos, hay representatividad de los funcionarios, de los profesores, de los investigadores, de todo. Y se logra el objetivo y se termina el movimiento. Y ahí entonces, con tres amigos, no, no los voy a nombrar, decidimos que habiendo hecho esta tremenda cosa y esta tremenda travesía, no podíamos, porque administrativamente el movimiento había terminado, se habían logrado los objetivos. No podíamos volver a clase el día lunes siguiente, así como que si nada hubiese pasado.
Entonces se nos ocurre a mí y a esos otros tres amigos, que teníamos que terminar esto con algo simbólicamente de magnitud, de la magnitud que había tenido. Entonces decidimos atravesar América, a pie. Améreida era de sur a norte, y nosotros éramos alumnos, digamos.
00:55:19
P/1 - ¿Entonces, estos que hicieron de sur al norte, ustedes no eran alumnos?
00:55:22
R - No, no eran alumnos. Ahí eran solamente intelectuales, los profesores, digamos, poetas franceses, este poeta brasilero y otras personas.
00:55:32
P/1 - ¿Chilenos, argentinos también?
00:55:33
R - Si, también argentinos, sí, un escultor, Claudio Girola. Bueno y otros más. Entonces, estos como alumnos, dijimos nosotros ¿cómo vamos a volver a clase después de esto, así como al día siguiente? Y decidimos entonces que teníamos que hacer una travesía, pero no iba a ser en esta oportunidad de sur a norte, sino que la íbamos a hacer de oeste a este, de poniente a oriente, pasando por los entremedios de los gigantes de América. ¿Y quiénes son los gigantes de América? El Aconcagua y el Mercedario. Por el valle que va entre esos dos grandes cerros, que son las mayores alturas, atravesamos hacia Argentina y diseñamos toda una travesía.
En ese tiempo no existía la universalidad de las cosas que existen hoy. O sea, no teníamos ropa adecuada, no existía el equipamiento. Entonces dijimos bueno, hagámoslo. Y digamos, con las personas que conocíamos y las pololas y todo, se fabricaron el ropaje, fabricamos los crochet, digamos, que es un utensilio muy de diseño francés, digamos, que son unas barritas metálicas que va solamente con unas amarras, no la mochila que te corre el centro de gravedad hacia atrás. Armamos todo el equipo y partimos a la travesía de los gigantes de América.
Bueno, la última noche de nuestro estar ahí en Viña del Mar, en la casa de uno de los que haríamos esto, decidimos hacer una comida, como una última comida, digamos, de despedida. Previamente, a mí me había llamado una polola que yo había tenido, una enamorada que yo había tenido en mi enseñanza media, como siete años, pololeo que se rompió cuando yo me fui a estudiar a Valparaíso.
Me llama por teléfono, después de no habernos visto durante varios años, y me dice Fernando, tuve conocimiento que vas a hacer un viaje, te pido por favor que no lo hagas. ¿Pero por qué? Solamente créeme, no lo hagas. Yo le insistí mucho ¿por qué? Porque te vas a morir, y te vas a morir ahogado. ¿Ay, pero Nani, dije, cómo se te puede ocurrir una cosa así? ¿Y tú cómo lo supiste? Yo hago sesiones espirituales y los espíritus me comunicaron que en este viaje tú te morías, y te morías ahogado.
¿Cómo se te ocurre? Bueno, eso lo cuento como un antecedente. Llega la noche anterior a nuestra partida y se hace esta cena en la casa de este compañero que formaba parte de la expedición. Y dentro de las invitadas estaban todas las mujeres que habían ayudado a coser, a cortar, a arreglar, a armar nuestra vestimenta, nuestro equipaje, todas nuestras cosas. Y dentro de ella estaba la que fue posteriormente mi mujer, mi esposa. Y por una cosa bien especial, en la cual ella se me acerca y me dice, mira, te estuve observando, sirvieron unas alcachofas al comienzo y fuiste el único que fuiste exponiendo cada hoja de la alcachofa ordenada una al lado de la otra, no las amontonaste así. Me llamó eso mucho la atención. Bueno, eso era la despedida.
Ahí no había nada más que una despedida. Uno de los compañeros que íbamos le había prometido a la persona que le había hecho su ropaje, que él sí se comprometía a volver el día de su cumpleaños, porque estábamos con el periodo muy próximo. Cuento este dato porque se une con el final. Se prometió a que volvía el día de su cumpleaños y partimos. Nos demoramos once días en la travesía. Teníamos que ir atravesando, es por el valle de los Patos, no sé si se ubican, pero bueno, el valle de los Patos es un río que va serpenteando por un poquito más al norte de Santiago hay un poblado que se llama Putaendo, por ahí se mete a la cordillera y va serpenteando.
01:00:43
P/1 - ¿Pero era un camino?
01:00:46
Claro, una ruta por garganta, digamos, por quebrada de cerro, que es lo que va a pasar finalmente entre la Concagua y el Mercedario.
01:00:53
P/1 - ¿Mercedario?
01:00:54
R - Mercedario. Bueno, al tercer día de ir en esto, vamos atravesando este río cargado, cada uno iba cargado con treinta y dos kilos. treinta y dos kilos porque era parte del equipo y había parte que habíamos determinado de alimentación y equipos de emergencia que cada uno individualmente llevará para poder sobrevivir cuatro a cinco días si teníamos algún tipo de accidente. Por lo tanto, era mucha carga para hacer una travesía tan larga, pero era necesaria. Bueno, atravesando este río, me resbalo, caigo de espalda y el peso del crochet me hunde en el agua. No te puedes imaginar lo que me recordé en ese momento.
El compañero que venía atrás mío me agarra del pelo así y me saca para arriba. Se había cumplido la premonición, no se había cumplido el fin, digamos. ¿Pero cómo pudo pasar eso? Bueno, pasó pues así, tal cual como te lo cuento.
P/1 - ¡Que cosa!
R - Bueno, seguimos nuestra travesía con todas las peripecias, que esas cosas significan mucho cansancio, mucho esto, mucho lo otro. Llegamos finalmente a un pueblito en Argentina que se llama Barreales, nos recibe la Gendarmería argentina, que es la policía de frontera de ellos. Y muy veladamente nos tienen detenidos, nos detienen, nos dicen mire, vamos a ir a un lugar donde van a tener que ustedes mostrar el equipamiento que traen. Así que nos llevaron a un gimnasio, a una cancha de básquetbol. Cada uno desarme y ponga sobre la carpeta todo lo que trae, sin ninguna excepción. Estábamos muy tranquilos, no habíamos dado aviso a ninguna frontera que íbamos a hacer esto, por lo tanto eso era ya una falta. Descargamos todo. Las cartas geográficas que llevábamos para poder ubicarnos eran del instituto geográfico militar chileno. Tú te puedes imaginar los gendarmes argentinos, los que interpretaron con eso que éramos espías, pues, por lo tanto detenidos. Y ahí nos detuvieron un día. Finalmente logramos zafarnos de eso.
P/1 - ¿Salieron?
R - Salimos, ellos comenzaron a investigar, comenzaron a, me imagino, a requerir información como para saber qué hacer con nosotros. Y logramos finalmente salir al día siguiente. Y de ahí entonces nos fuimos a San Juan, subimos un poco más al norte, llegamos a San Juan porque Barriales era un pueblito muy pequeño y prácticamente no teníamos ninguna posibilidad. Así que llegamos a San Juan. De San Juan viajamos por bus hasta Mendoza. Y nosotros llevábamos una misión dentro de todo esto, de todo este viaje y toda esta cosa que te cuento, que era llevábamos un número, un libro, de el libro Améreida, que es la poesía escrita de esta travesía que habían hecho los profesores, digamos, vista otra gente, un libro. Y como este lo vamos a dejar como testimonio en algún lugar de Argentina.
01:05:01
R - Y ya en nuestra última parada, que era Mendoza, llegamos muy en el límite de muchas cosas o teníamos dinero para tomar el tren al día siguiente a Chile, o nos íbamos a un hotel y empezamos a pedir socorro, que nos mandaran plata. Tomamos la decisión de quedarnos en una plaza, no irnos a un hotel, financiar el viaje al día siguiente en un bus que nos llevaría de vuelta hasta los Andes. Ahí teníamos que hacer una combinación de ferrocarril. Llegamos ahí y en este deambular en la noche ¿a donde lo entregamos este libro, a quién? En la noche está todo cerrado, la gente está durmiendo, están acostados. Vamos caminando y hay una farmacia que se llama Farmacia Chile. Ya aquí lo vamos a entregar. Empezamos a golpear la puerta, finalmente aparece un tipo, dice ¿bueno, y que necesita?
01:06:07
R - Pensaba que queríamos medicamentos, algo. Le traemos este regalo y lo entregamos. El tipo no entendió nada, no sé si habrá entendido algo siquiera después, porque porque tú te puedes imaginar, no es una poesía así de prosa, es una poesía compleja. Bueno, entregamos nuestra misión, nos fuimos directamente donde estaba el bus, y el bus era un bus de turismo, como bus de turismo, una cosa reluciente, impecable, vidrios polarizados, techos iluminados, una cosa fantástica. Era casi como viajar en un diamante. Nosotros, como ya habíamos llegado, esperamos nomás. Bueno, habíamos tomado nuestros tickets y cuando comenzamos a subir, de acuerdo a la numeración que nos decía, nos comenzamos a sentar. Imagínate, después de 11 días para este viaje, sin baño, sin duchas y con la ropa zaparrastrosa, una cosa espantosa.
01:07:10
P/1 - ¿Porque ustedes dormían donde?
01:07:14
R - Llevábamos carpas, dormíamos en la montaña, como se duerme en la montaña. Bueno y como habíamos llegado temprano, antes que nadie, en cuanto abrieron los maleteros del bus, metimos todo nuestro equipaje, que eran nuestras mochilas y todo nuestro equipo y nos quedamos nosotros como personajes, todos zaparrastrosos, digamos, y mugrientos, sentados en la mitad del bus, así, esperando que partiera. Y comienzan a llegar los turistas, unos tipos impecables, te fijas, de unas camisas blancas, manga corta, así detenida de excursión a la cordillera. Y nos comienzan a mirar ¿ y qué hacen estos tipos arriba de este bus? Y parece que le reclamaron al sobrecargo o alguien ahí. Y de repente se acerca un tipo tienen que correrse en la parte de atrás del bus. ¿Pero por qué? No, hay un problema.
No quisimos hacer nada y nos fuimos. Nos amontonamos atrás, en el último asiento, ahí nos pusimos, ahí se van los verdejos. Bueno, y parte el bus con toda la explicación por micrófono, etc, etc. Y llega a las cuevas, que es el último paso de frontera, digamos, con Chile. Nosotros nos bajamos, se bajan todos los turistas, fotos, qué sé yo y comenzamos a sacar nuestro equipaje, mochila, violet, cuerda y los tipos se comienzan a dar cuenta que es un equipamiento de montaña y se transforma, que todo lo que era el atractivo del paisaje era el atractivo de estos cuatro zaparrastroso. Entonces nos comienzan a entrevistar, a preguntar de dónde veníamos, qué habíamos hecho y por qué esto y por qué lo otro. Pasamos a ser los artistas del tema.
01:09:14
R - Bueno, tomamos el bus hasta el tren, era un tren hasta los Andes. Y porque estábamos con la fecha al día siguiente de vencimiento de este compromiso que había hecho este amigo, ¿te fijas?, con la persona que le había ayudado de su cumpleaños. Veníamos muy cansados, realmente muy cansados. Y era la última jornada para llegar a Viña del Mar. Llegamos en la noche y había una fiesta de cumpleaños. Entonces Manuel, que el que se había comprometido, me dice que más Fernando, vámonos a la pensión, nos bañamos y nos cambiamos ropa y de ahí nos vamos. No, le dije, no nos vamos a ir a la pensión, venimos extremadamente cansados. Si nos vamos a la pensión nos vamos a quedar ahí y no vamos a ir y tú no vas a cumplir lo que te comprometiste, así que de aquí nos vamos a la fiesta.
Así que de ahí partimos a la fiesta, tal cual como veníamos. Entonces pasamos a hacer de nuevo lo mismo, que fue, el atractivo de todos los que estaban en la fiesta. Entonces fue realmente una cosa fantástica, muy, muy, muy bonita. Y remató este cuento con un dato bueno, hicimos todo naturalmente, trajimos material, lo expusimos, armamos una exposición, todo. Y la reacción de la dirección de la escuela fue una cosa realmente conmovedora. Le dieron a eso que habíamos hecho valor académico, y lo reconocieron como grado académico y formó parte del currículum de nuestra carrera.
01:11:09
P/1 - Qué bien.
01:11:10
R - Sí, bueno, eso te cuento esto por lo raro que es la escuela, digamos. Eso en otra escuela no se hace.
01:11:18
P/1 - ¿Y la alcachofra, que todo eso tiene que ver con las hojas de la alcachofra?
01:11:23
R - Bueno, posterior a eso, ¿te fijas? La María Teresa, que ese es su nombre, ella era una persona como una especie de asistente permanente de los estudiantes de arquitectura. Ella trabajaba en una tienda de modas en Viña del Mar. Entonces, cada vez que alguno de nosotros tenía algún problema, generalmente problemas de plata, o problemas de cambiar un cheque, o problemas que no te había llegado a la mesada, entonces ella resolvía todos esos problemas. Ella o te prestaba, o te cambiaba un cheque, o te cambiaba algo, siempre. Por lo tanto era una persona que estaba muy relacionada con todos. Bueno, y después de la vuelta nos comenzamos a ver como amigos, y de ahí comienza entonces a surgir una relación que se transforma en noviazgo y finalmente en matrimonio.
01:12:19
P/1 - ¿Pero esto que a ella le llamó la atención, resultó en algo? ¿Por qué?
01:12:26
R - Claro, bueno, ella siempre, siempre, y me lo dice hasta el día de hoy, yo tengo una muy buena relación con ella. De hecho, bueno, ella vive en Santiago, nos escribimos y qué sé yo, me dice es que lo que pasa es que no puede ser un tipo tan estructurado que pueda ordenar las hojas de alcachofa arriba de un plato, una cuestión que se va a la basura después. Entonces, bueno, le llamó la atención, pues fue quizás una señal, quizás algo que ella valoró más de la cuenta, no lo sé, no sé mucho, pero le llamó mucho la atención.
01:12:58
P/1 - Bueno, ahí estamos. Quieres pararnos tantito para…
R - Como lo quieras.
P/1 - Bueno, vamos.
Parte III
00:00:01
P/1 - Bueno, estamos ahí. ¿Universidad, no, 67?
00:00:07
R - Estamos hablando del 67, sí. Después, bueno, en la escuela se produce un hecho que es que viene ya desde la travesía de los profesores y todo este grupo de intelectuales, digamos que es desde Tierra del Fuego hacia el norte. Y después del movimiento universitario que se produce a partir de junio del 67, comienza, llega un momento en el cual todo este movimiento intelectual a tomar forma en tener que tener un lugar físico. Y la escuela y en su conjunto, incluidos los alumnos, se hace un postulado que hay que unir vida, trabajo y estudio. Hasta ese momento esas tres entidades funcionaban como independientes y separadas. Por una parte la vida, por otra parte el trabajo y por otra parte el estudio, si es que existía, muchas veces no existía. Entonces se postula que tiene que existir un lugar donde vida, trabajo y estudio sean una simultaneidad. Y para eso era necesario un lugar.
00:01:38
R - Entonces se comienza la búsqueda de un lugar físico real donde poder instalar este proyecto. Y que este proyecto se comienza a denominar Ciudad Abierta. Ese lugar se encuentra al norte de Concón, que es un pequeño balneario que está al norte de Viña del Mar. Y se hace entonces toda una gestión comercial para poder comprar ese lugar.
00:02:09
P/1 - ¿Pero quién, la universidad o ustedes ?
00:02:12
R - No, este grupo de profesores y alumnos, o sea, aquí no hay ni un peso ni del estado ni de la universidad. Aquí comienza un proyecto en el cual se comienza a gestionar entre este grupo de profesores y este grupo de alumnos para poder hacerlo posible, o sea…
Parte IV
00:00:00
Diseños, por trabajos de arquitectura, por trabajos de diseño industrial, etc, etc. Comienzan a pagar dinero y con ese dinero se logra reunir y esta cooperativa Améreida logra comprar estos terrenos aún privados, y pasa entonces a formar, a tener este territorio. ¿Y por qué se eligió ese territorio? Es porque es un campo dunar de dunas, porque las dunas tienen la condición que están permanentemente cambiando.
P/1 - Que lindo.
R - Tú vas uniendo cosas, ¿no? Entonces surge este proyecto y los que, no todos, pero los que nos comprometimos con él, estuvimos ahí. Y entonces ahí viene otro momento muy determinante, en la cual los que estábamos involucrados, que ya estábamos en los últimos años de carrera, cuarto, quinto año, dije bueno, este es nuestro proyecto, ¿por qué tenemos que hacer un proyecto de título, titularnos de arquitecto, tener un cartoncito, ¿para qué? Eso ya no lo necesitamos, esto es lo nuestro. Y renunciamos al título, vamos acá. En eso estábamos cuando sobreviene el golpe de estado, año 73. Y ahí surge un tipo, un profesor de una sabiduría extraordinaria. Nos reúne a todos los que formábamos parte de eso, que no estábamos titulados todavía, éramos alumnos del último año, y nos dicen acaba de ocurrir algo muy grave y ustedes no pueden quedar sin título. Por lo tanto, a partir de este momento se hace un taller de titulación que lo componen todos ustedes, y ustedes en el más breve plazo presentan sus proyectos de título. Y se titulan, así lo hicimos, hicimos un taller express, nos pusimos todos a trabajar en el proyecto de título de cada uno.
Finalmente nos titulamos todos y quedamos con el título arquitecto. Fue una decisión, una luz, te digo que si no hubiésemos quedado dando botes por muchos lados.
00:02:23
P/1 - ¿Y este momento con el golpe, cómo lo sentiste en la vida, en la universidad? ¿Qué pasó en este golpe?
00:02:32
R- Mira, ahí hay una situación…
P/1 - Por ejemplo, antes se estaba discutiendo que había un golpe, un poco este momento de Chile político.
00:02:39
R - Lo que pasa es que yo vivía una burbuja, la escuela era una burbuja, teníamos un mundo propio que estaba metido en este mundo de la intelectualidad, de este proyecto, de las dunas que eran, ¿me entiendes? Por lo tanto la política contingente estaba allá afuera, no nos tocaba. Eso ha sido una crítica muy dura que se le ha hecho a la escuela y particularmente a nuestra generación, en que nosotros no tuvimos como esa sensibilidad política, ¿te fijas? de estar donde estaban ocurriendo hechos muy graves. Efectivamente estábamos viviendo en este otro mundo, digamos una nube, absolutamente aislado de esa otra realidad. Yo reconozco que efectivamente hay algo ahí, a mí familiarmente, una de mis hermanas, me lo reclamó muy duramente, y te voy a contar por qué después. Ese hecho de habernos liberado de la política contingente nos permitió estar en este otro proyecto. Yo no sé si es bueno o malo, pero si hubiésemos estado en la política contingente, este otro proyecto no se hubiese podido hacer.
Y ese proyecto sigue hasta el día de hoy.
00:04:04
P/1 - ¿Ah, sí?
00:04:05
R - Sí, ahora, cuál es el sentido, ese primer sentido de tener un lugar donde vida, trabajo y estudio se diera en una ciudad?
00:04:12
P/1 - ¿Pero hoy qué es?
00:04:13
R - Hoy es el mismo lugar que sigue funcionando, pero con objetivos diferentes. ¿Por qué? Así como un químico, así como un físico, así como un astronauta necesita de un laboratorio donde poder hacer experimentos y de sumatorias de experimentos y de resultados y de la historia de cada resultado va armando su propia teoría, la ciudad abierta es el laboratorio de los arquitectos. Entonces, hoy día eso se ha transformado, sin serlo administrativamente, en una especie de aula de enseñanza de la arquitectura, unido a la escuela de arquitectura de la Católica de Valparaíso.
P/1 - ¿Pero es una ciudad, que es?
R - Es un lugar. Yo te diría, cuando uno dice ciudad, se imagina una cosa urbana, una cosa no, este es un lugar con varias construcciones que nosotros llamamos ciudad, pero tiene cementerio, tiene miradores, tiene casas, tiene tiene lugares, tiene donde poder llegar gente, o sea, cumple varias funciones, pero no tiene esa imagen de ciudad urbana que uno tiene cuando nombra la palabra ciudad.
00:05:34
P/1 - ¿Pero la gente vive ahí?, ¿no, es solo un lugar…?
00:05:37
R - Sí, sí, sí, hay varios que se quedaron viviendo ahí, y hay otros que siguen viviendo ahí. Búscalo en Internet. Ciudad abierta Ritoque.
00:05:48
P/1 - Interesante.
00:05:50
R - Bueno, obviamente, como todas las cosas y ya nosotros, posterior al golpe, todo este proyecto, que era así como una cosa muy especial, aterriza mucho. Cada uno se tiene que hacer cargo de cada uno de sus familias. Yo a esa altura ya tenía ya tenía mis dos hijos. Yo me casé siendo estudiante.
00:06:16
P/1 - Entonces vamos a volver eso, vamos primero al golpe, vamos a volver al casamiento. Pero en este momento, con el golpe, en la vida de ustedes no pasa nada, tiene que titularse…
00:06:29
R - Claro, o sea, pasa que cambiamos nuestro régimen, digamos. O sea, nosotros le dedicábamos las diez horas del día a la Ciudad Abierta y algunas pocas horas a la cosa. De hecho, nos daban unos ciertos cargos dentro de la escuela para poder tener ingreso económico. Por ejemplo, yo fui profesor de diseño industrial en una parte, digamos, de esa etapa. Para poder tener ingresos económicos. Yo ya me había casado.
00:07:00
P/1 - ¿Pero a la parte de la represión, no?
00:07:02
R - No, no, nosotros no sufrimos esa parte. Efectivamente. Estábamos muy,, muy aislados. Muy encapsulados, yo te diría. Eran absolutamente protegidos por una cápsula. Entonces no tuvimos la o sea, nos llegaba por otro lado. A mí me llegó por el lado familiar, por ejemplo a todos de alguna manera les llegó por el lado familiar. Mi hermana menor, mi hermana menor era casada con uno, no sé si ustedes saben esa historia de los tres degollados. En ese tiempo, carabineros, una fracción de carabineros era un agente, digamos, de destrucción del comunismo en ese tiempo, mi hermana era casada con un dirigente comunista, mi hermana menor, al cual la muerte que les dieron es que los degollaron a tres. Entonces, por ese lado, claro, te llega absolutamente toda esa carga y todo el problema, digamos. Pero en este otro proyecto, te digo, estaba muy encapsulado y no lo afectó, o sea, lo afectó en la cosa material de cómo conseguir las cosas, que la estructura de la universidad cambió, que cambió el rector, cambiaron todo eso. Por lo tanto, cambió ese mundo, digamos.
P/1 - Sí, terminó.
R - Terminó, sí, pero el proyecto siguió, siguió adelante porque no dependía del flujo económico de la universidad.
00:08:48
P/1 - Qué interesante. Voy a mirar esta ciudad, pero vamos a volver. ¿Entonces, cómo te casaste siendo estudiante? ¿Qué pasó?
00:08:58
R - Bueno, este pololeo siguió, siguió adelante. Y el año 69, cuando el hombre estaba llegando, pisando la luna, íbamos caminando con la María Teresa y dije ¿por qué no nos casamos si el hombre está llegando a la luna?
00:09:25
P/1 - ¿Y se casaron?
00:09:26
R - Y nos casamos.
00:09:28
P/1 - Y ahí tu familia, todo.
00:09:29
R - Y ahí, claro, ahí nacieron los hijos.
00:09:34
P/1 - ¿Ella estudiaba también o solo trabajaba en la tienda?
00:09:37
R - No, no, no, ella estudió hasta su enseñanza media, digamos, que es la equivalente ahora la humanidad de su tiempo. Y después ella siguió en la tienda, porque era la que administraba ese cuento.
P/1 - ¿Y ahí se casaron?
R - Ahí nos casamos. Y ella fue un soporte económico muy importante en los primeros años de matrimonio. Yo era estudiante y todavía no producía una chaucha.
P/1 - ¿O sea y ella tenía la tienda?
00:10:07
R - Sí, sí, o sea, ella era empleada de la tienda, no era de ella la tienda, pero era un un amigo, muy amigo. De hecho, ahí hay otra anécdota, mira, son infinitas las cosas y se van uniendo unas con otras. Cuando nos casamos con María Teresa, dijimos bueno, ¿dónde vamos a vivir? Y empezamos a buscar un lugar donde vivir. Y ese lugar, empezamos a buscar algo para arrendar. Y de repente, buscando, encontramos en un lugar que es un muy buen lugar de Viña del Mar, que es Miraflores, una casa, pero que estaba terremoteada, rota y abandonada, porque estaba terremoteada. Y yo le digo ¿y qué te parece si nos venimos a vivir ahí? Oye, pero Fernando, no seas loco ¿Cómo se te ocurre? Ahí contactemos al dueño, veamos y a lo mejor puede ser. Lo contactamos y le propusimos comprar la casa sin un peso. No teníamos un peso, yo estudiante, ella una empleada de un lugar que no era propio, etc. Se lo compramos. ¿Y cuánto es el precio? En ese tiempo, en este país funcionaban lo que eran las asociaciones de ahorro y préstamo, ya que era una entidad que tú juntabas durante un tiempo, y a partir de un determinado ahorro te podrían prestar una determinada cantidad y si eso cuadraba con la casa, te lo prestaban, y tú seguías pagando un dividendo en el tiempo.
Bueno, comenzamos ese proceso, pero ese es un proceso lento y largo. Y esta cosa de comprar la casa no era una cuestión que le dijéramos Señor, esperen unos años mientras nosotros juntamos la plata. Entonces, ahí el dueño de la tienda donde trabajaba María Teresa me dice bueno, ¿y cuánto necesitan? Tanto. Estábamos en ese tiempo en plena Unidad Popular. Antes del golpe de estado.
00:12:13
P/1 - Antes del golpe de estado.
00:12:15
R - Antes del golpe de estado. Gobierno de Salvador Allende, Unidad Popular. Entonces Julián nos dice hay grandes depreciaciones, un montón de problemas fuertes. Julián nos dice bueno, ¿y cuánto necesitan?. Ya y este gallo llega con unos paquetes de este porte de billetes, envueltos en papel de diario, y los pone arriba de la mesa. Ahí tienen, compren la casa, y cuando les den el préstamo, la devuelven. Entonces, eso también te va formando, mira, hay algo de y esto esto tiene más que un valor histórico, tiene un valor de una cierta reflexión. O sea, el estar en el lugar que deberías estar en ese momento para poder recibir o ese aprendizaje, o esa enseñanza, lo que tú quieras. Pero esos son momentos que te forman así, de una manera, pero muy definitiva.
O sea, cuando yo veo ese acto absolutamente imagínate un tipo que está prestando una cantidad de dinero a unas personas que no tienen ninguna capacidad, ellos, personalmente, de poder devolverlo. Te lo pone arriba de la mesa. Ese desprendimiento, esa capacidad de pensar en el problema del otro, esa actitud, digamos, de que el dinero solamente tiene el valor de poder lograr objetivos, y no es un valor no solo un valor de enriquecimiento.
Tú te das cuenta que ahí hay una cuestión enorme, enorme, entonces, bueno hay otros cuentos con Julián, que es ese personaje, pero en fin, eso será en otra oportunidad. Por lo tanto, compramos la casa, y yo la comencé a reparar con todos mis conocimientos adquiridos en ese antiguo taller, y después con los maestros, y después con esto, con lo otro, y comenzamos a repararla, a repararla, y nos quedamos viviendo ahí mucho tiempo.
00:14:44
P/1 - Esto en Viña del Mar.
00:14:47
R - Viña del Mar, ahí hay otras historias cuando a mí me gusta mucho la música, la música, No lo que hoy día denominan música, que realmente tengo muchos problemas para poder escucharlo. Entonces yo dije yo quiero que mis hijos puedan tocar un instrumento. ¿Y qué instrumento más básico que un piano? Y me fui a un remate y compré un piano y lo instalé en la casa. En esta casa terremoteada. Nunca se tocó el piano.
00:15:23
P/1 - Nunca…
00:15:23
R - Nunca se tocó el piano. Ahí quedó.
00:15:31
P/1 - ¿Ningún hijo?
00:15:33
R - Claro, ninguno se entusiasmó. Yo dije lo voy a dejar ahí, por la sola presencia, esto va a actuar. Ahí quedó para siempre como un velador.
00:15:44
P/1 - Un mueble.
00:15:45
R - Un mueble. Bueno, de ahí entonces, ya después vino una de los propios que habíamos, en un momento determinado, jugarnos por la suerte abierta. Cada uno formó su propia familia y comenzaron otros problemas, digamos, problemas familiares, problemas domésticos, problemas de otra naturaleza que no tenían que ver con esta ralladura y esta locura, ¿te fijas? De este proyecto, que uno lo podía enfrentar solo, pero cuando comienzas a comprometer otras vidas y hacerte responsable de otras situaciones, bueno, tienes que comenzar a buscar soluciones del total. Y ahí entonces, un grupo de los que formábamos parte de eso, tomamos la decisión de irnos a Santiago, porque Santiago era como una fuente laboral de mejores condiciones que la que había en Viña del Mar. Y partimos un grupo.
00:16:42
P/1 - ¿Dejaron el proyecto?
00:16:43
R - Y dejamos el proyecto. Mantuvimos las conexiones y todo, pero dejamos eso y nos fuimos cada uno en busca de un desarrollo profesional ya más concreto y relacionado más bien en el sentido de poder empezar a resolver problemas familiares, económicos y ese tipo de cosas. Entonces ahí comienza como otra vida, ¿te fijas? Que es la vuelta, en mi caso, la vuelta a Santiago. Y en el caso de María Teresa, que ya era una viñamarina, mis dos hijos nacieron en Viña del Mar, a acomodarse a la ciudad de Santiago.
00:17:21
P/1 - Y ahí se fueron como familia. ¿Los hijos, cómo se llaman? ¿Son tres?
00:17:28
R - Dos. La mayor que es mujer, Macarena, y Ricardo que es el menor.
00:17:36
P/1 - ¿Y ahí se fueron para Santiago?
00:17:39
R - A Santiago, exacto, exacto. Y bueno, ahí yo derivé, en realidad. Y eso es algo que me que me cuesta aceptarlo hasta el día de hoy. Derivé más que por la arquitectura, dérivé más a la construcción. Y formé empresas constructoras y me dediqué a la construcción tanto de proyectos propios como de proyectos de terceros.
00:18:08
P/1 - ¿Entonces hiciste una empresa tuya?
00:18:10
R - Sí, claro, hice varias. Así fueron como en un momento también. Y eso es otra parte de la historia, ¿te fijas? Y es quizás esa parte de la historia es la razón por la cual estoy contándote este cuento aquí, ahora, en este lugar.
00:18:30
P/1 - ¿Cuál es?
00:18:34
R - Bueno, formé varias empresas. Yo cometí un error en la formación de esas empresas y que es tarde, digamos, para darse cuenta, pero sirve como consejo para otros. Por una razón, yo creo que formativa, siempre involucré en el caso del matrimonio, a María Teresa en las empresas. O sea, ella siempre fue socia de las empresas que yo iba formando, cosa que no es sano al paso.
00:19:11
P/1 - ¿Pero ella trabajaba también?
00:19:13
R - Ella trabajaba, pero en un trabajo, yo diría prescindible, si tú lo quieres mirar, no era imprescindible. Podría haber estado otra persona, pero mi deseo, mi ánimo y mi condición y es un error que lo he cometido muchas veces, de meter a la mujer en el trabajo que uno está. ¿Entonces, cuál es el costo de eso? Es que la casa se te transforma en la oficina y desaparece la casa, desaparece la vida familiar, y toda la vida familiar se transforma en la cosa de la empresa. Y mueren muchas cosas en el camino, entre ellas el matrimonio después de veinticinco años. ¿Eso, te fijas? Es algo que yo ahora lo veo y digo como diablo, no tuve esa claridad en el momento que debía haberla tenido.
00:20:13
P/1 - ¿Pero qué pasó? ¿Se terminó la conexión? ¿Se fue terminando?
00:20:19
R - Lo que pasa que tú cambias el orden de las prioridades de las cosas cuando estás metida en una cosa de negocios. O sea, los negocios tienen sus propias leyes. En los negocios hay cosas que tú no las puedes postergar. Entonces, entre un cumpleaños, te estoy poniendo un ejemplo, entre un cumpleaños de tus hijos, digamos y la atención de un cliente, que tienes un problema, tú atiendes al cliente y dejas tus hijos, y poco a poco se te va trasladando toda esta actividad y de la empresa, y esta actividad comercial se te va trasladando a la casa, y por lo tanto, toda la prioridad de ese lugar es la propiedad comercial y no la propiedad doméstica o la propiedad de la casa. Y eso es fatal, eso destruye mucho, mucho. Es más, nosotros pasamos por un momento crítico, como todas las empresas que tienen momentos altos y tienen momentos, yo tuve momentos muy buenos y llegó un momento muy crítico. En ese momento crítico, a María Teresa se le ocurre llamar a una persona que era apoderada del mismo curso donde estaba nuestro hijo Ricardo, el menor, y me dice, mira Fernando, yo creo que esta persona tiene las características y las cualidades como para promover lo que nosotros hacemos, y a través de ella podemos tener, ampliar nuestro círculo de clientes y podemos tener mejor…
P/1 - ¿Cómo alguien de ventas?
00:21:51
R - De ventas, claro. Como era compañera de curso del mismo curso, era apoderada del mismo curso y yo era presidente de curso.
P/1 - ¿ella hacía el curso? Me perdí, ¿quién estaba en el curso?
00:22:07
R -Nuestro hijo menor era compañero de curso con un hijo de esta otra persona.
00:22:13
P/1 - Ah, ok.
00:22:14
R - De esta tercera persona que está comenzando a aparecer en el escenario.
00:22:18
P/1 - Ok. Entrando en las piezas de teatro.
00:22:23
R - Una persona que tiene un hijo y es compañero de curso del hijo nuestro.
00:22:26
P/1 - Sí.
00:22:27
R - Por lo tanto, al nivel nuestro, éramos apoderados y teníamos, digamos, ese estándar. Yo era presidente de curso, en reuniones de curso, yo me había dado cuenta que esta persona se fijaba en mí por n razones. Cosas que tú te das cuenta, las mujeres tienen mucho más desarrollado eso que los hombres. Que tú te das cuenta que hay alguien que te mira, que te preocupa, que te pregunta, que qué sé yo, que se preocupa un poco más.
00:22:59
P/1 - La madre del hijo.
00:23:01
R - La madre de este hijo. Entonces, en algún ,María Teresa me dice mira, me tinca que esta persona, que es esta, puede ayudarnos en esto por esta otra parte de ventas. Yo le dije, no lo hagas. Se lo dije y se lo sigo diciendo hasta el día de hoy, no lo hagas porque se corre este riesgo. Y se lo describo exactamente.
P/1 - ¿A ella?
R - A ella, a mi esposa en ese momento, si ella entra a la empresa, puede ocurrir que nuestro matrimonio fracase porque ella se va a meter en el medio. Te juro que se lo dije con esas palabras. No, Fernando, cómo te estáis pasando películas, cómo te podés creer tanto de aquí y allá. Y ahí entonces se comete ese tremendo error y entra esta persona a trabajar en la empresa y pasa exactamente lo que yo le había pronosticado a la María Teresa. Ahora, pasa, no te voy a contar algunas intimidades de por qué pasa, ya. Pero que tú con la experiencia de noventa y mil historias que has escuchado en tu vida, te las puedes entender absolutamente. ¿Te fijas? Y finalmente se destruye el matrimonio.
00:24:26
P/1 - ¿Pero te quedas con la persona?
00:24:28
R - Me quedo con la persona, me quedo con la persona. No me caso, no tengo hijos con ella, pero me quedo algunos años con ella.
00:24:37
P/1 - ¿Con esta que ha venido a Arica?
R - No, otra.
P/1 - Te quedas con la persona.
00:24:43
R - Sí, me quedo con la persona.
00:24:43
P/1 - Bueno, ahí se rompe el matrimonio.
00:24:45
R - Ahí se rompe el matrimonio. Y ahí entonces comienza esta otra historia media, digamos, clandestina, si tú quieres, ¿te fijas? Pero sin ninguna formalidad de por medio.
00:25:00
P/1 - ¿Y María Teresa?
00:25:04
R - Destruida, pues, absolutamente destruida. Y muy complicada porque ella en definitiva, además se queda a cargo de muchos problemas. Y yo a su vez, sabiendo esa situación y sabiendo que el que estaba cometiendo la falta era yo, lo único que saco de mi casa es una chaqueta y la ropa que andaba trayendo puesta. Nada más. Todo el resto, todo el patrimonio que había hasta ese momento, todo lo material que existía, lo que era posible hacer dinero, quedó en manos de ella. Y eso naturalmente que cuando tú lo haces a una edad en que, o sea, en la curva de rendimiento, no sé, tú estás aquí, llegas a una determinada edad, treinta y cinco, treinta y siete años, cuarenta, y de ahí comienzas a bajar. No sigues subiendo si es que no has podido subir. O sea, has podido subir hasta ahí, porque hasta ahí pudiste subir.
00:26:04
P/1 - ¿En este momento tenías que edad?
00:26:07
R - El momento de la separación. Espérate, estoy tratando de recordar qué año fue ese viaje. Ese viaje a Europa que yo les conté la vez anterior. Eso fue el año posterior a la caída del muro de Berlín.
00:26:35
P/1 - 80 y 90.
00:26:35
R - 90, claro. A la vuelta de ese viaje, ahí comienza el proceso de ruptura.
00:26:47
P/1 - Entonces cuarenta y cinco años.
00:26:48
R - Cuarenta y cinco años. Claro, justo ante los cincuenta, que es otra edad crítica para los hombres. Entonces ahí se produce esta gran debacle, una debacle así desastrosa, debacle económica, digamos, y que acarrea una debacle familiar. Bueno, pasa este tiempo y aparece en ese momento mi hermana Verónica, la que era casada con este comunista que mataron los militares. Y me dice, mira Fernando, estoy trabajando en este momento con tal persona y me gustaría una salida de fin de semana. Era Semana Santa. Me mira, me gustaría ir, no sé, vamos a La Serena, al valle del Elqui, algo como para poder desconectarse. Ya le dije yo bien.
Yo estaba solo en ese momento, ya había terminado lo otro, entonces sí, le dije. Entonces me dice pero mira, yo como estoy trabajando con ella, no sé si te parece que la invites. O sea, es amiga tuya. No me digas a mí, yo en el auto cabe y vamos a un lugar que vamos a arrendar una casa, no hay problema. Y ahí entonces invita a la que era en ese momento su jefa, digamos. Y a partir de ese momento que fuimos a este viaje al valle de El Elqui, no nos separamos nunca más hasta durante veinte años.
00:28:45
P/1 - Veinte años.
00:28:46
R - Sí.
00:28:49
P/1 - ¿Esta es Astrid?
00:28:52
R - Exactamente.
00:28:56
P/1 - Pero déjame hacer. Bueno, va, continúa.
00:29:00
R - Bueno, ese es el momento del encuentro y de la unión. Volvimos a Santiago, ella me anda a dejarme al departamento. ¿Bueno, pero me puedo quedar? Sí, te puedes quedar. Y ese te puedes quedar duró veinte años. Ocurre como yo venía en esta catástrofe económica, en algún momento ella me dice mira, ella que estuvo en Suecia, y que es una sueca, su manera de elaborar las cosas, me dice mira, yo creo que tú no tienes absolutamente ninguna posibilidad acá en Santiago por dos razones primero, porque estás muy complicado económicamente. Y segundo, estás con un castigo social muy grande, lo que era efectivo. Todos mis amigos, todos mis compañeros, todo. Como que caes en un castigo, digamos, por haberme separado, no por mi situación económica, sino que es un castigo por haberme separado y haberme ido con esta otra mujer que mi esposa la había llevado a trabajar y resultó toda esta.
00:30:17
P/1 - ¿Pero te arrepentiste de eso?
00:30:21
R - Se terminó, no es que me haya arrepentido. Se terminó esa relación.
00:30:27
P/1 - Pero no intentaste volver al matrimonio? No, no había más posibilidad?
R - No, no había más. Yo no vuelvo sobre mis pasos. Ese es un principio que lo tengo así como por siempre. Lo que un día fue y se rompió, no lo vuelvo a reconstruir. No sé si estará bien o estará mal, no sé. Pero creo que el ser humano tiene mucha capacidad de archivo de rabias, de broncas, de muchas cosas que no es bueno que sigan funcionando. Por lo tanto, no, yo nunca he vuelto. Yo no he tenido pocas relaciones, pero tampoco he tenido muchas, pero nunca he vuelto atrás en ninguna. Bueno, entonces Astrid me dice, mira, creo que sería bueno, y es algo que yo me gustaría hacer, porque ella estudió aquí en Arica, en el momento del año 73, cuando la tomaron detenida.
Y ella siempre se quedó con la idea de que Arica era una ciudad fantástica, principalmente por el clima. Y venía de diecisiete años de vivir en Suecia, donde los cinco grados bajo cero durante ocho meses del año, digamos, la tenían atormentada. Me gustaría mucho volver a Arica y tratar de que hiciéramos algo allá, y que tú allá tuvieras un campo un poco más despejado, donde puedas comenzar de nuevo a hacer cosas.
00:32:09
P/1 - ¿Por qué ahí no tenía más empresa?
00:32:12
R - Ahí ya todo se había acabado. Habían problemas nomás, pero ya había todo terminado. Entonces le encontré razón, y le encontré razón de elegir un lugar, una ciudad pequeña, digamos, de una cosa de clima que te favorece mucho, que no te exige demasiado. Así que bueno. Y partí el año 2004, con dos maletas de madera que yo me hice con mi computador, que en ese tiempo eran unas pantallas así gigantes, que armé un cuadrado así. Y ese era mi equipaje. Y me vine para acá.
P/1 - ¿con ella?
R - Me vine yo primero. Ella tenía que terminar unas cosas de trabajo allá. Yo me vine para el mes de la patria, que es el dieciocho de septiembre. Exactamente el diecicocho de septiembre me tomé un bus del año 2004 con mis maletas de madera y me vine a este lugar.
00:33:18
P/1 - ¿Y ahí qué te pareció? ¿Llegaste acá? Pusiste las maletas y…?
00:33:25
R- Entonces, qué hacemos. Yo traía una idea, y esa idea era construir un lugar que fuera un pequeño hotel, y dentro de ese pequeño hotel, una habitación o un departamento donde nosotros íbamos a vivir. Y principalmente iba a estar dirigido a turistas extranjeros. Principalmente por el anexo que tenía Astrid con los suecos. Porque ella lo que hacía en Santiago era unos cursos para alumnos extranjeros suecos que venían a estudiar la parte política en Chile. Entonces había toda una red que se podía echar mano a eso para poder usar eso. Y ese era nuestro proyecto. Ahí compramos Colom diez.
Se compró con plata de Astrid. Compró Colom diez para poder hacer este proyecto. y una amiga nuestra, una amiga de Astrid, nos acogió un tiempo en su casa, y yo en la tapa maleta de su auto, comencé a desarrollar el proyecto. Ese era mi tablero de dibujo. Ahí comencé a dibujar los planos de ese proyecto. Les voy a mostrar después una foto. Era muy bonito ese proyecto. Bueno, finalmente ese proyecto fue la historia.
00:34:45
P/1 - ¿Encontraste las momias?
00:34:47
R - Ahí encontramos las momias. Pues ahí suspendimos el proyecto. Y después, posteriormente, cuando se suspendió, yo le dije Astrid, oye, busquemos otro lugar qué hacer en el intertanto, porque esto en algún momento se va a resolver. No es de solución rápida, pero en algún momento se va a resolver. Busquemos otro lugar y hagamos algo. Ese otro lugar fue este. Y ese algo fue un restaurante, que ninguno de los dos teníamos experiencia en total, me dije ¿qué cuesta atender un restaurante, hacer comida y venderla?
00:35:21
P/1 - ¿Bueno, y ahí?
R - Claro, y nos metimos en un lío enorme, porque un restaurante es una actividad muy compleja, digamos, si uno lo quiere mantener en un cierto nivel y un cierto estándar. Nos fue muy bien comercialmente, pero terminamos hasta aquí. Bueno, esa segunda, esa n experiencia, en que también la mujer se mete en la cosa de los negocios, y el negocio se roba la casa y la echa para afuera, y lo único que queda es el negocio, también se produce el rompimiento, exclusivamente en ese caso con Astrid, por criterios de administrar el restaurante.
00:36:04
P/1 - ¿Empezaron a pelearse?
00:36:05
R - Claro, a desencuentros, digamos, desencuentros que no tenían solución.
00:36:10
P/1 - Como por ejemplo, me cuenta un…
00:36:15
R -Te cuento una sí. Casi anecdóticamente, yo siempre he tenido, cosa que ustedes de alguna manera han recibido una actitud, digamos, a gratificar, a atender, a tratar de resolver el tema que cada uno quiere resolver. Entonces se me ocurrían cosas como por ejemplo, mira, Astrid, podríamos a la gente regalarle un pisco sour, y a través de ese regalo la gente se siente gratificada y nos va a preferir, y va a venir y se va a transformar en cliente. ¿Pero cómo se te ocurre? Eso tienes que venderlo. Mentalidad sueca, tú sabes que allá los suecos, cuando se invitan a comer, cada uno llega con su comida, llega con su cosita y lo pone ahí en el medio de la mesa. Entonces, que yo le dijera que regaláramos, no lo podía entender. ¿Tú estás absolutamente loco, cómo se te ocurre?
Entonces, bueno, yo te cuento esto como un ejemplo, pero muchas cosas de ese tipo, muchas, muchas, muchas, muchas.
00:37:25
P/1 - ¿Y trabajaron mucho, todo el tiempo?
00:37:27
R- Sí, todos los días estábamos los dos aquí. Todos los días. Porque esta cuestión te demanda un tiempo extraordinario. Te fijas, los días viernes ella se ponía en la caja y yo me iba al centro de la cocina a gritar. La organización de la cocina era una locura. Absolutamente una locura.
00:37:49
P/1 - ¿Hacían las compras, todo?
R - Todo, todo, bueno, finalmente se termina la relación, pero se termina la relación amorosa. No, digo mal amorosa, se termina la relación de pareja, porque yo creo que amorosa siempre existió y sigue existiendo. Pero como ella tenía esos diecisiete años de Suecia, y yo tenía esta otra cosa, digamos, de la practicidad, seguimos viviendo juntos. Construimos una casa que está allá arriba, en la parte alta de Arica. Y ella vivía en el segundo piso, yo en el primero. Nos juntábamos, eso te lo conté. Tomábamos desayuno todos los días, almorzabamos juntos todos los días, comíamos todos los días, paseábamos juntos.
P/1 - ¿Estaban juntos?
00:38:42
R - Siempre. Lo único que no nos acostamos juntos. Y eso se mantuvo hasta el 2020.
P/1 - ¿Y qué pasó?
R - El 2020, yo te conté también, parece que yo inicié un juicio contra la municipalidad por un proyecto que tenía acá, y que me demoré ocho años y todo eso. Y te conté también de la de esta cosa que fuimos juntos a los paneles solares, y que en ese lugar donde se exponía la cosa de los paneles solares, había una persona que también le llamé la atención. No le llamé la atención en términos de reprender, sino que se fijó en mí. Y posteriormente esa persona se acercó. Ella es la persona que te cuento que ello en este momento es está ahí como enamorada, porque de vivir juntos todavía no.
00:39:51
P/1 - ¿Pero y ahí, Astrid, qué pasó? ¿Ahí saliste de la casa, Astrid?
00:39:55
R - Claro, Astrid. Ella toma la decisión de volver a Suecia, porque en Suecia está el resto de su familia, digamos, están sus hijas, su hija, que es una hija, y están sus nietas. Y ella saca una cuenta a raíz de la pandemia, ellos con sus hijas, con su hija y con sus nietas, viajaban ellos cada dos años para acá, y Astrid cada dos años para allá, pero alternados. Por lo tanto se veían una vez al año. Ya cuando vino la pandemia, pasaron tres años en que no se vieron. Y ahí Astrid dijo yo me estoy perdiendo a mis nietas, porque van a entrar en la edad que es próximo en Suecia, las niñitas a los diecisiete y dieciocho años dejan la casa y se van por otro lado. Y estaba en esa etapa. Entonces decidió volver a Suecia para poder estar con sus nietas.
Se vendió la casa de arriba. Con ese dinero ella se compró una casa en Estocolmo y se fue. Y actualmente está viviendo en estos pueblos.
00:41:07
P/1 - ¿Y ahí cómo transformaste este restaurant?
00:41:12
R - Bueno, el restaurante lo cerramos porque no queríamos seguir en esta actividad, porque era demasiado, no podíamos hacer ninguna otra cosa. No obstante, comercialmente le iba muy bien, pero no queríamos seguir digamos, están subyugados a eso. Entonces tomamos la decisión de cerrarlo. Hicimos un remate, rematamos todo el inventario, cerramos el local y nos fuimos para la casa. Y quedó botado ahí tres años, tres, cuatro años. Se empezaron a meter, empezaron a romper, empezaron a pintar, empezaron a deteriorarse. Y en un momento determinado dijimos ahora somos socios con Astrid en esto. Somos socio comercial y somos socios en la propiedad.
Entonces comenzamos no seamos locos, no podemos abandonar ni votar esto, porque efectivamente es un capital que tenemos y no tenemos por qué votarlo, digamos, ni dejarlo que hagan cualquier cosa. Entonces ahí se nos ocurrió la idea de transformar lo que en un momento fue restaurante en departamentos turísticos, que es el proyecto que hoy día existe. Ahí me metí de nuevo a construir, de nuevo a hacerlo, ¿te fijas? Y lo transformamos en esto que tú conoces hoy día.
00:42:30
P/1 - ¿Y sigue siendo tu socio?
00:42:32
R - Sí, sí. Otra cosa también, así de esas cosas locas que me han pasado, el ex marido de Astrid también vive en Suecia, y en una oportunidad que vino para acá, nos preguntó qué estábamos haciendo. Estábamos haciendo esto de estos departamentos. Y él se entusiasmó, ah, pero qué interesante proyecto, me interesa ¿y cómo puedo participar? Nosotros en ese momento estábamos muy ajustados con la parte económica de dónde poder conseguir, y no queríamos recurrir ni a bancos ni a ninguna cosa. Siempre Astrid le ha hecho el quite a la cosa bancaria porque no le gusta. Entonces se me ocurrió la idea de venderle un 10% de la propiedad al ex marido de Astrid, porque le interesaba el proyecto. Entonces él nos compró el 10% y con ese 10% hicimos esto, más otros recursos que teníamos. Pero esa fue una parte importante. Entonces los socios en la propiedad del bien raíz somos los tres. Astrid con un 45%, yo con un 45% y el nano con un 10%. Doña Flor y sus dos maridos.
00:44:00
P/1 - Bueno, Fernando, y ahora estamos en 2024. Tienes acá estas viviendo hace veinte, treinta años en Arica. Me has contado una larga parte de la vida. Entonces te quería hacer una evaluación. Mirando todo desde ahora, ¿qué me dirías? ¿Qué evaluación hace? ¿Hay algo que hubieras querido hacer? ¿No hiciste algo que una conclusión? ¿Dónde estás?
00:44:36
R - De las cosas que no he querido hacer, hay muchas que no hubiese querido hacer. Hay muchas como la que te dije, por ejemplo, de involucrar a las mujeres. Las mujeres que son parejas involucradas en el negocio. No me parece una buena idea. Me parece que fue un error en mi caso. No sé. Puede haber otros casos que resulten. Mira, yo estoy a las puertas de mi última decena de años.
Cuando digo la última decena, no digo que sean los últimos diez años que voy a vivir, estadísticamente quizás debiera estar ya muerto, ¿te fijas? Pero bueno, un poco considerando las condiciones físicas, los cuidados y todas las cosas, estimo que pudiera estar, en el mejor de los casos, diez años más, más o menos tranquilo. Y yo te diría que estoy preocupado un poco de eso, o sea, ocupado, no preocupado, ocupado de eso, en el sentido de que quisiera vivir estos últimos diez años de la mejor forma posible que me sea posible. No la mejor posible del mundo, sino la que a mí me sea posible. Y para eso he tomado mucha conciencia, digamos, que tengo que cuidarme, tengo que cuidarme físicamente, que tengo que cuidarme intelectualmente, que tengo que mantenerme activo, que tengo que tener una cierta racionalidad en las cosas que enfrento y no seguir apostando al mundo, digamos, y consolidar un poco esto, digamos que en algún momento, por esta misma situación comercial que se da, esto se va a tener que vender, ¿te fijas? Y bueno, habrá que hacer algo con el dinero ese que queda, pero mi proyecto actual son los últimos diez años de mi vida.
00:46:36
P/1 - ¿Y cuál es el proyecto? ¿Qué casa es está que estás haciendo?
00:46:43
R - Yo te diría que es tener una vejez tranquila, una vejez alegre. Yo esto se lo he comentado a la Verónica, está enamorada de ahora. Le dije mira, ahí hay una silla de ruedas en la oficina. El día que tú bueno, te voy a contar otra historia. Cuando comenzamos esta relación, yo te conté que fue ella la que me dijo que ella le gustaría estar conmigo. Y yo le dije que no, que como se le ocurría estar con un tipo de veinte años mayor que ella y que eso no era posible. Y me resistí durante seis meses, y al cabo me convenció. Pero le dije con una condición yo no quiero una vejez ni atormentada, ni quiero una vejez en la cual se desangre familiarmente los que estén al lado para tratar de hacer sobrevivir una persona que ya llegó a sus fin.
Cuando nos conocimos, yo tenía toda la información, y la tengo porque forma parte de una decisión que la tengo tomada, pero no sé si la voy a llevar a cabo en Suiza tú tienes la posibilidad de señor, ¿cuánto vale tanto? Por favor, la inyección y hasta luego y punto. Yo no quiero, ¿te fijas?, estar en una condición de no ser autovalente, ni quiero ser una carga absolutamente para nadie, y mucho menos un desangramiento y un empobrecimiento, yo veo dramas familiares que invierten lo que no tienen para tratar de salvarles la vida, que es insalvable. Bueno, así me conoció, con ese proyecto. Y por lo tanto, a esas alturas y con ese proyecto, yo no tenía ninguna no pasaba por mi cabeza el poder juntarme en pareja con nadie, no estaba dentro de los planes. Bueno, ocurrió.
No sé qué vaya a resultar de esto, no lo sé. Ahí está. Pero sí, te digo, mi proyecto quizás puede parecer un poco pretencioso, a lo mejor, ¿te fijas? No quisiera ser una especie de personaje ahí aislado que sobreviviendo en muy pésimas condiciones en todo orden de cosas, como viven muchos viejos. Eso no lo quiero para mí.
00:49:42
P/1 - ¿Qué es lo que quieres?
00:49:44
R - Yo quiero vivir plenamente. Y cuando pierda parte de la plenitud en que ya efectivamente no sea posible, eutanasia de frentón por decisión propia. Para mí la muerte no es el fin de la vida.
00:50:02
P/1 - ¿Qué es la muerte?
00:50:03
R - La muerte es una transición, ¿te fijas? Para mí la muerte forma parte de la vida. No es que la vida termine aquí y aquí hay otra etapa que es la muerte. La muerte es parte de la vida. Ahora, no tengo creencias religiosas. Las tuve en algún momento, actualmente entonces.
00:50:25
P/1 - ¿Entonces, qué pasó con la fe?
00:50:27
R - Yo creo que, mira, la iglesia católica, que fue el credo que yo postulé, se ha ido cavando su propia tumba. Tú ves que dejó de ser ejemplo hace mucho rato para la sociedad y por lo tanto tú no puedes seguir pensando, digamos, que eso puede ser un camino válido, por una parte. Y por otro lado, te das cuenta de que el gran invento de las religiones, y aquí me refiero a todas, es un tema de poder. Es un tema netamente de poder, de poder ejercer el poder sobre otros. En la religión católica, mucho el temor. América entera fue colonizada por el temor, por el miedo. La imagen del diablo es la imagen del miedo. Te vas a quemar vivo. Eso no es cierto. Entonces, para mí la cosa religiosa hace mucho rato que dejó de ser un elemento que forme parte de lo que pueda ser tu vida. Es una estrategia…
00:51:50
P/1 - Entonces, esta es la religión institucional, ¿pero la parte trascendente, espiritual con la vida y la muerte?
00:52:00
R - Lo que pasa es que el hombre, y cuando me refiero al hombre me refiero en forma genérica, o sea, hombres y mujeres, para que no porque hoy día también cuando uno dice ellas y ellos también te crucifican, ellos y ellas, ¿te fijas? Naturalmente hay una necesidad de poder imaginar una superioridad. Uno no puede ser imaginar así como autosuficiente por sí mismo, ni a sí mismo, sino que hay una superioridad. ¿Cuál es esa superioridad? Yo creo que es la ecuación que cada uno tiene que resolver. Algunos la llevarán por el lado de la religiosidad, otros la llevarán por el lado de la transmutación, otros la llevarán por el lado del poder.
00:52:59
P/1 - Entonces, con todo esto, volviendo a la cuestión de la muerte, ¿no es que la ves como una trascendencia, apenas como un hecho?
00:53:08
R - Es un tránsito. Es un tránsito a otra cosa que yo por lo menos lo desconozco. No lo sé y no solo por y no por desconocerlo le tengo temor. En absoluto. Todo lo contrario. Cuando yo crea que van a ser las condiciones, voy a ir al encuentro de ellas. No que ella me llame.
Es complicado. Mira, es más, entre broma y en serio, yo a la Verónica le he dicho mira, si tú estás conmigo al momento en que yo tomé esa decisión, tú te vas a demorar una semana en avisar que esto ocurrió. O sea, que sea un hecho del pasado y no sea un hecho que va a ocurrir. Porque cuando tú anuncias un hecho que va a ocurrir, todo el mundo quiere hacer algo. Ahí, cuando es pasado, ya no hay nada que hacer.
P/1 - ¿Lo mismo con tus hijos?
R - No, con todos. A nadie se le avisa.
00:54:28
P/1 - Muy bien. ¿Y bueno, quieres decir más algo sobre la vida, sobre tu vida?
00:54:35
R - Te parece poco, no, creo que he hablado más de la cuenta, pero en fin.
00:54:41
P/1 - No, te hago una pregunta más sobre la memoria. ¿Qué te pasó? ¿Qué sentiste haciendo la narrativa de tu vida?
00:54:53
R - Mira, yo valoro mucho tu condición, te la dije el otro día, en parte, tú tienes una capacidad, yo creo que es entre capacidad y aprendizaje, una capacidad de poder generar una atención de tal manera de poder provocar la situación para que uno cuente aquellas cosas que incluso es muy difícil que uno las cuente públicamente. Pero eso va acompañado con otra característica que me parece que es tremendamente importante.
Es que tú, generando esa situación, das el espacio, la cabida y el tiempo para que eso se pueda generar. No interrumpe, no lanzas una pregunta a destiempo, no genera impaciencia. Y eso va generando un ámbito de narrativa que es tremendamente tranquilizador. ¿Tú te diste cuenta? Porque yo me di cuenta que tú te diste cuenta que yo me emocioné en muchos momentos.
Incluso se manifestó en la voz, claro, lo que me queda de esta conversación es eso, es cómo con la propia historia uno puede volver a emocionarse.
00:56:28
P/1 - Gracias.
Recolher