Proyecto Perpetuando la Red LAC.
Realización: Red LAC y Museu da Pessoa.
Entrevistada: Orfa Dalila Condega Pérez.
Entrevistadora: Vanete Almeida (Rede LAC).
Lugar de la entrevista: Local de la Asociación de Mujeres Organizadas del Asentamiento Las Nubes, Cantón de Los Chiles, Provincia de Alajuela, Costa Rica.
Fecha de la entrevista: 02 de febrero de 2007.
Transcripción: Ricardo Viel y Joana Rodríguez.
Orfa, para empezar, me gustaría que dijeras tu nombre completo y la fecha y local de nacimiento.
Orfa – Mi nombre es Orfa Condega Pérez, este... nací el 14 de enero del año 78 en la casa. No fue al hospital, nací en la casa, en el hogar.
¿Cuál es el nombre de su madre y de su padre?
Orfa – El nombre de mi papá es José Simón Condega Ruiz y de mi mamá Modesta Pérez Morales.
¿Y sabes el nombre de tus abuelos?
Orfa – Sí, por parte de mi papá es Félix Condega Hernández, yo lo conocí. Y de mi mamá, Rafaela Pérez Ortiz. Los otros ya no existían, ya habían fallecido.
¿Pero sabes cómo se llamaban?
Orfa – Petrona Ruiz Condega, la mamá de mi papá. Y el otro, no, porque ni mi mamá lo conoció.
¿Empezando por la familia de su madre, ¿qué usted sabe sobre el origen de su abuela? ¿De dónde venía, qué trabajo hacía?
Orfa – A mi abuela siempre le ha gustado trabajar en el campo, ahora ya tiene una edad bastante avanzada. Los cuatro abuelos que tengo, por parte de mi mamá y mi papá, son nicaragüenses, de origen nicaragüense, y siempre han trabajando en el campo, cogiendo café, cosechando, sembrando. Los cuatro abuelos han dedicado su tiempo y la mayoría de trabajo en el campo.
¿En Costa Rica o en Nicarágua?
Orfa – En Costa Rica, los dos que estuvieron aquí y se vinieron.
¿Y tú sabes cómo era el día de tu abuela cuando joven?
Orfa – No...
¿Y sabes cómo fue el nacimiento y la infancia de tu madre?
Orfa – Ella nació en San Carlos de Nicaragua, pero siempre en casa. No existía, no había...
Continuar leituraProyecto Perpetuando la Red LAC.
Realización: Red LAC y Museu da Pessoa.
Entrevistada: Orfa Dalila Condega Pérez.
Entrevistadora: Vanete Almeida (Rede LAC).
Lugar de la entrevista: Local de la Asociación de Mujeres Organizadas del Asentamiento Las Nubes, Cantón de Los Chiles, Provincia de Alajuela, Costa Rica.
Fecha de la entrevista: 02 de febrero de 2007.
Transcripción: Ricardo Viel y Joana Rodríguez.
Orfa, para empezar, me gustaría que dijeras tu nombre completo y la fecha y local de nacimiento.
Orfa – Mi nombre es Orfa Condega Pérez, este... nací el 14 de enero del año 78 en la casa. No fue al hospital, nací en la casa, en el hogar.
¿Cuál es el nombre de su madre y de su padre?
Orfa – El nombre de mi papá es José Simón Condega Ruiz y de mi mamá Modesta Pérez Morales.
¿Y sabes el nombre de tus abuelos?
Orfa – Sí, por parte de mi papá es Félix Condega Hernández, yo lo conocí. Y de mi mamá, Rafaela Pérez Ortiz. Los otros ya no existían, ya habían fallecido.
¿Pero sabes cómo se llamaban?
Orfa – Petrona Ruiz Condega, la mamá de mi papá. Y el otro, no, porque ni mi mamá lo conoció.
¿Empezando por la familia de su madre, ¿qué usted sabe sobre el origen de su abuela? ¿De dónde venía, qué trabajo hacía?
Orfa – A mi abuela siempre le ha gustado trabajar en el campo, ahora ya tiene una edad bastante avanzada. Los cuatro abuelos que tengo, por parte de mi mamá y mi papá, son nicaragüenses, de origen nicaragüense, y siempre han trabajando en el campo, cogiendo café, cosechando, sembrando. Los cuatro abuelos han dedicado su tiempo y la mayoría de trabajo en el campo.
¿En Costa Rica o en Nicarágua?
Orfa – En Costa Rica, los dos que estuvieron aquí y se vinieron.
¿Y tú sabes cómo era el día de tu abuela cuando joven?
Orfa – No...
¿Y sabes cómo fue el nacimiento y la infancia de tu madre?
Orfa – Ella nació en San Carlos de Nicaragua, pero siempre en casa. No existía, no había hospital, siempre se era atendida por una partera.
¿Y qué hacía tu mamá en la infancia?
Orfa – Mi mamá, ella nos comentaba que siempre, desde pequeña, siempre trabajó, como empleada doméstica, después en el campo. Ella se juntó muy joven, con 15 años, porque ella no tenía su papá, se crió con la mamá. Y ayudaba en lo económico, siempre trabajaba en el hogar o en el campo. Ella nos decía que ella ha vivido una vida muy difícil, porque desde pequeña ella comenzaba a trabajar, a cuidar de niños, a hacer servicios de la casa y por el campo.
Y por el lado de tu padre, ¿cuál es el origen de la familia?
Orfa – También mi papá es de origen, digamos, nicaragüense, con los dos padres de allá.
¿Y tú sabes cómo era la vida de tu abuela paterna, la mama de tu papá?
Orfa – De verdad, no. Antes que mi papá se casara, mi abuela ya había fallecido.
¿Y no te hablaba?
Orfa – No.
¿Y tú sabes cómo fue el nacimiento e infancia de tu padre?
Orfa – Sí, él me decía que siempre ayudaba a su papá en siembra, trabajo vocacional. Él también se juntó a una edad muy temprana, 17 años. Cuando la mamá falleció él se vino a buscar trabajo a San Carlos y después se pasó ya para acá, para Costa Rica. Pero sí, ha trabajado siempre en el campo, produciendo granos y en la producción de trabajo ocasional, que a veces hay, a veces no.
¿Qué es trabajo vocacional?
Orfa – En tiempo de siembra, de cosecha, a veces se contratan, a veces no. Y también estuvo trabajando con patrón fijo, pero sólo un tiempito.
¿Y tú sabes cómo tus padres se conocieron?
Orfa – Mi papá y mi mamá nos contaban que mi mamá trabajaba en una hacienda, una finca, haciendo comida, lavando ropa. Ella trabajaba ahí en esa finca y mi papá trabajaba como peón en esa finca. Entonces, ahí se conocieron.
¿Aquí en Costa Rica?
Orfa – En San Carlos de Nicaragua.
Ahí se conocieron y...
Orfa – Ahí se conocieron, se juntaron, tuvieron dos hijos que también son de allá, de San Carlos de Nicaragua. Cuidando siempre de finca. Mi papá se la llevó a trabajar en una finca, en una casa propia, y trabajar para él y no a los otros peones, cuidando a veces de 200 peones. Nos contaba que se levantaba a las dos, tres de la mañana para hacer comida para todos. Entonces, se separó de ese lugar y se fue con papá para otra finca
¿Cuántos hermanos tienes?
Orfa – Somos doce. Uno muerto y once vivos. Todos hijos de mi mamá y mi papá. Después de San Carlos, mi papá se vino para Isla Chica, luego en Los Chiles, donde nací yo.
¿Te contaron cómo fue tu nacimiento?
Orfa – Mi papá siempre ha trabajado en el campo y mi mamá nos contaba que ahí en el campo siempre había señoras que trabajaban de partera. Mi papá salía a trabajar y a los 15, 22 días volvía. Venía a trabajar hasta aquí al plomo, por Santa Rosa de Pocosol y, entonces, regresaba para llevar el alimento. Entonces, yo nací en la casa, porque a mi mamá le costaba venir a Los Chiles, eso era montaña, no eran caminos así como los que ahora hay, calles y pistas, no había nada. Entonces, le era muy difícil, eran las parteras y por medio de… Ella siempre decía a la mano de Dios y, después, el resto se hacía así, en casa. Y mamá sólo el último hijo lo tuvo en el hospital. Todos fueron en la casa.
¿Sólo el último?
Orfa – Los otros, todos en la casa. Muy valiente, porque ella nunca padeció nada de enfermedad.
¿Y dónde usted vivió su niñez?
Orfa – En Coquital de Los Chile, una comunidad muy cercana de aquí. Dos o tres hora a pie está la comunidad. Después de isla Chica, mi mamá y mi papá vinieron para ahí y me trajeron, de dos años, y ahí estudié en la escuela hasta sexto grado, en 1991. Ahí, viajaba a la escuela, lo mismo jugaba con mis hermanos y era muy poco el apoyo que dábamos a mi mamá. Un trabajito u otro, pero ya cuando estábamos grandes – cuidar a las gallinas, trabajos más suaves. No sufríamos igual que ella.
¿Y cómo era el lugar que ustedes vivían?
Orfa – Eran fincas que agarraron mucha, mucha gente. Entonces, mi papá compró una manzana de tierra, que a la vez ahí la tiene, la compró, la compraron en ese entonces en 1.000 colones. La mitad con plata – ella nos contaba que entonces ganábamos cinco colones la hora. Y la otra mitad la compraron... y como a ella siempre le gustaba hacer actividades en la casa, como cuidar de gallinas, cuidar al cerdo, pagaron la otra mitad con lo que mi mamá hizo en esas otras actividades y así compraron otra mitad de la tierra sólo para vivir. Y mi papá trabajaba ya en finca.
¿Y cómo era tu casa?
Orfa – De madera. Una casa de madera, con agua de pozo y piso de madera.
¿Y era grande o pequeña?
Orfa – Grande, porque como siempre ya eramos bastantitos. Era grande, cuarto, sala, corredor, cocina. Todo.
¿Y cuál el nombre de tus hermanos? ¿Son 12?
Orfa – El primero es Martín Condega Pérez. La segunda es Cándida del Socorro Condega Pérez. La tercera, Adita Condega Pérez Morales. El otro hermano es José Abel Condega Pérez, después estoy yo. Después de mí, hay otro que se llama Moisés Antonio Condega Pérez, Noemí Condega Pérez, Elisabel Condega Pérez, Ezequiel Condega Pérez, Carlo Condega Pérez, Alonso Condega Pérez y Danilo, el que falleció. Todos son Condega Pérez.
¿Cómo era la rutina de esa familia?
Orfa – Era muy compartido, siempre mi papá trabajaba al campo con varones. Nosotros íbamos también, parte al campo, a veces, a coger cosecha, arroz, maíz, pero ya no todo el día, sino horas, como parte del apoyo familiar. Siempre he trabajado en conjunto. Mi mamá también, le gustaba trabajar en el campo, apoyar. Siempre se ha cosechado el arroz, los frijoles para el consumo de la familia y otros gastos, siempre se han buscado en trabajos vocacionales. Pero lo básico, arroz, frijoles, yuca, maíz, esto siempre se ha tenido para la subsistencia de la familia y para vender un poco, que antes sí que se vendía mucho. Se trabajaba para vender y ayudarse en las otras cosas del hogar.
¿Cómo usted describe a su padre?
Orfa – Ha sido, siempre, responsable. Él, todos los hijos fueron siempre sólo de mi mamá. Y siempre fue responsable con cuanto a alimentación, con cuanto a lo que necesitábamos nosotros en la escuela. A todos nos echó a la escuela, para que fuéramos a la escuela.
En una parte, como ha sido siempre histórico, si no ha tenido esa igualdad. Él nunca antes se servía a comer, siempre esperaba. O hacía cosas que a él solo le correspondía. Y ahora, en el caso, ya ha avanzado en esa parte, ya hace más cosas. Una, porque ya no está mi mamá y nosotros somos más diferentes en la formación. Él ahora busca como lavar algunas cosas, servirse comida y todo eso. Antes no. Ellos se han criado con la herencia patriarcal, pero ahora ya ha cambiado bastante.
¿Y cómo era tu mamá?
Orfa – Mi mamá era muy trabajadora, muy comprensiva. Siempre nos daba consejos. Pendiente de nosotros. Las mujeres, la mayoría, siempre estaban al cuidado de todo, no tenían tiempo para estar aconsejando. Pero ella ya siempre nos enseñaba a hacer las cosas. Ella me decía que por el momento en que ella falleciera y todo. O después, decía, se van buscar trabajo y todo eso de la casa, ustedes ya van con un conocimiento, porque muchas veces las madres dicen: “Después les enseño, después”. Ella no, ella siempre trató de prepararnos desde pequeña, haciendo las cosas. También tenía esas cositas de que esto no le tocara a la mujer, porque era de los hombres. Y sí cumplíamos con las tareas que ella nos dejaba, pero también jugábamos a veces, lo que ella no decía, ya era el cambio que nosotros estábamos buscando.
¿Y qué te gustaba hacer cuando niña?
Orfa – Pequeñita siempre jugaba lo que era muñeca, casita, pero ya más grandecita, ya también jugaba – y me gustaba mucho – de jugar bola, jugar beisbol. En la casa, entre todos los hermanos, jugábamos compañeritos. Y, después, también en escuela, en el recreo. Aprovechábamos y nos quedábamos para ir a jugar, porque, digamos, ya sí sin muñeca, pero pasamos a jugar también el beisbol. A veces decíamos “vamos a jugar” y jugábamos entre hermanos. Y ahí nos metíamos a jugar.
Y la escuela, ¿usted se recuerda de su primera escuela?
Orfa – Sí, en Coquital. Era de madera. Después se hizo una escuela de cemento, cambiada. Ahí estudié tres años.
¿Dónde quedaba?
Orfa – En Coquital, ahí estudié seis años de escuela. Siempre, en todos los grados, yo tuve la oportunidad de llevar el primer lugar en los estudios. Salía a jugar, pero sí tenía una parte que era como muy tímida; ahora, después, ha ido desarrollando. Porque yo, joven, así compartía, así jugaba.
¿Y hay algo que te gusta recordar de la escuela?
Orfa – Únicamente los juegos que teníamos. Sí, nos gustaba después que salíamos de la escuela seguir jugando de la misma forma que lo hacíamos. Jugábamos escondido lo que era bola.
¿Por qué escondido?
Orfa – En la mayoría, uno no tiene de las normas de la sociedad. Me dice: “Hija, ese juego no le toca”. Con mi mamá comenzábamos a entrarle, porque queríamos jugar. Queríamos hacerlo en la escuela, porque ya era como que pasábamos la hora. Después de la escuela, quedábamos jugando hasta las cinco de la tarde. Dos horas después, parte de la clase… dos horas escondidas, que hacíamos con mi hermano.
¿Y tus otras hermanas también?
Orfa – Las otras hermanas, después yo las cuidaba. Cuando tenía 13,14 años, mi mamá comenzó con la lucha de la tierra aquí en Las Nubes. Ella fue la primera que se vino aquí y mi papá trabajaba en la finca de este mismo dueño. Entonces, yo me quedaba cuidando a mis hermanas, haciendo la comida, la ropa, todas esas cosas, porque ellos estaban en la escuela. Ellos después también se quedaban en lo mismo, jugando bola y llegaban tarde. Y mi mamá nunca no les decía nada. Porque yo también lo hacía. Yo les permitía a darle. Y entonces ellas también jugaban y ya en este mismo paso.
Orfa, y en la juventud, ¿dónde vivías?
Orfa – Aquí, ya en Las Nubes. Y fue muy dura para mí, porque cumplí mis 16 años y mi mamá falleció. Claro, mis hermanos pequeños, el menor iba a cumplir tres años. El otro, cinco, siete, nueve, 11, 13 y yo 16. Todos quedaron pequeños, por eso digo “fue duro”. Porque mis otros hermanos trabajaban fuera, los mayores y mi otra hermana trabajaban en Heredia, porque ya se había ido a trabajar allá y ayudar a la familia. Y después ella vino y me ayudó seis meses, pero después, en ese mismo año, ella se juntó y yo quedé cuidando de mis hermanos. Y hay otra mayor, ella ha padecido de presión, entonces como que retarda en hacer las cosas, es como si fuera menor.
Todo ese tiempo dediqué haciendo las cosas, también enseñándole a ella a hacer las cosas y no recargarme sólo yo. Porque había otras hermanas, otros hermanos, por lo menos ellos, cocinan, planchan su ropa, hacen cosas que no se los enseñó. Pero sí terminaron también de estudiar hasta el sexto de la escuela. Yo apoyándoles en esa parte. La mayoría de mi juventud pasé ahí.
¿Y tenías diversiones?
Orfa – No.
¿Ninguna fiesta?
Orfa – No. Yo siempre en el hogar.
¿Ni fiestas, ni otras diversiones?
Orfa – No, solamente ratos que pasamos con otros vecinos, a jugar lo que era el beisbol. Después ya estuve a cargo de cuidar a mis hermanos. A fiestas no iba. A veces lo que yo iba eran convivios de jóvenes en la iglesia. Fuera de aquí, en Santa Sé, Villa Naranjo, se hacían juegos, pero muy distanciado, a cada año, cada dos años.
¿Y tú no bailabas?
Orfa – No, nunca me ha gustado bailar.
¿Y qué tipo de ropas usabas?
Orfa – Yo siempre he usado vestido, enagua, blusa y pantalón cuando monto a caballo, cuando voy trabajar al campo, a plantar frijoles, cortar arroz. Pero para salir, pantalón, casi nunca.
No le gusta.
Orfa – No. Siempre he usado enagua, vestido.
¿Y cómo era la rutina del día en la juventud?
Orfa – Como le decía, siempre darle de comer a mi papá. Ha trabajado desde muy temprano. Cinco, seis cinco tenía que salir trabajar al campo, mis hermanos también. A veces, ordeñar y hacer cuajada que es lo que se vende aquí en la comunidad. Y alistarle la ropa a ellos, bastante más los juegos que hacíamos cuando ellos llegaban y con otros compañeros. Y cuando estaba mi mamá, un rato a la mañana íbamos al campo con ella, me quedaba haciendo las cosas en la casa y ahí ella en el campo. Porque a mi mamá también mucho que le gustó ir a cortar arroz, cortar maíz.
¿Y usted se casó?
Orfa – No. Yo no me he casado.
¿Dónde vive usted ahora?
Orfa – Yo vivo con mi papá en la casa de mi papá. Estamos aquí como un kilómetro al Noreste.
¿Y cuándo usted empezó a participar del movimiento de mujeres?
Orfa – Yo comencé en el 97. Yo, después de que mis hermanos ya iban creciendo e iban saliendo de la escuela, yo quería hacer un curso de costura. Entonces, hicimos un grupito, porque aquí en el INA (Instituto Nacional de Aprendizaje) siempre dan curso de 15 personas. Y entonces pedimos el curso de costura, lo que era el básico. Ahí yo me apunté y nos hablaron de la organización que había. Entonces yo me apunté al curso y también me apunté para hacer parte de la organización.
¿En qué actividades usted se involucró?
Orfa – En el 98, nosotros nos constituimos ya, porque sólo existía lo que era el grupo de mujeres, pero ya nos constituimos como organización, con personalidad jurídica, célula jurídica y yo entré a ser secretaria de la junta directiva y le apostamos a sacar papeles, células jurídicas, constituirnos, ya decidirnos, porque las que estaban siempre teníamos miedo de que era muy peligroso. La mayoría de los hombres siempre decían, porque aquí existió una organización mixta de hombres que se llamaba UPROCHI, y ellos siempre decían, “esto es difícil, eso es peligroso. Tú no tienes mucho conocimiento, y eso de meterse en personería jurídica y célula jurídica, si uno hace malas cosas, pues eso trae problema”. Y todo eso.
Pero nosotros, en el 98, decidimos constituirnos y citar a un abogado de IDA (Instituto de Desarrollo Agrario) que apoya a las tierras de aquí, a los proyectos comunales de aquí. Pero no nos llegó y nos dejó esperando. Después, nosotros queríamos hacerla para consolidar la organización y tener con qué representar a nosotros como grupos. Comenzar a gestionar este lote, la casa, porque nos reuníamos ya hace años fuera de la escuela, en una casa de una compañera, y nosotros queríamos un espacio que sea propio de nosotros y cuando uno va a alguna institución o alguna cosa, siempre le piden lo que es célula jurídica, el documento para representar la organización; entonces, fuimos a sacar esto e irnos capacitando y orientando con las que pudiéramos.
Cuéntanos un momento que consideras fuerte en tu actuación.
Orfa – Primeramente, había una organización mixta, que era la más reconocida, más afectada. Para nosotros había como muchas trabas que siempre decían, “esto es vagancia, ellas no están haciendo nada”. Buscar tener algo propio, están viendo ahorita lo de la tierra, ha sido con esa organización mixta de luchar, permitirnos que nos dejen sembrar y todo eso. Nosotros hemos coordinado con el IDA. A veces, como nosotros tenemos apoyo de la municipalidad, hasta se nos ha dicho que nosotros somos las mujeres de hombres de las instituciones, se nos ha dicho que es por eso, que no es porque uno ha ido a negociar.
Y, de hecho, yo he representado espacios tanto de grupos de mujeres como de la escuela (la Junta de la Educación de Escuela) y a veces a mí se me invita a espacio de representación, se me ha tenido que decir que yo me dejo a las invitaciones. De hecho, un día tuvimos una reunión en Pavón, donde se reunían todas las partes de la institución, y yo iba por la junta de educación y doña Paula iba por el grupo de mujeres y el dirigente de aquí llegó y dijo él, antes que empezara la reunión, que yo no había hecho nada, que al espacio estaba invitado él y que él le había dado inicio desde el año pasado al proyecto que ayudaba a las escuelas con huertas para los niños, herramientas, todo eso. Pero, por problemas de ellos mismos, a ellos se ha apoyado, a la escuela se le había quitado este beneficio.
Entonces me invitaron a mí y él llegó ahí para ver si me echaban y él quedarse en el campo de reposición. Entonces, en eso pidió la palabra el representante y dijo que la invitada era yo y no él y que él no hacía absolutamente nada ahí, que si quería quedarse como observador, que se quedara y, si no, que se fuera. Él se quitó de la reunión y yo seguí y logramos las herramientas para las escuelas, semillas de las huertas, apoyo por medio del IDA.
Ha comenzado a ver que no como uno hace la solicitud, como uno promueve, como busca coordinar con ello. Nos ha visto de otra forma. ¿Quiere decir que todas las que estamos en el grupo mujeres apoyan, porque es que tenemos algo, porque somos mujeres de ellos? Pero no es así, la mayoría de las mujeres siempre hemos apostado a hacer lo que a nosotros nos gusta. Incluso él quería que nos afiliáramos, que fuéramos parte y yo le dije no, que nosotros hicimos una organización de mujeres para decidir nosotras mismas lo que a nosotras nos gusta y cumplir con los objetivos que queremos y no quesiempre nos estén mandando. Porque yo dije “en el hogar siempre la mayoría es mandada por los hombres”. Había una organización que estaba montada para compartir, intercambiar, hacer lo que queremos. Para eso fue. Yo cogí, me senté y hablé, digo eso que queremos, el espacio de nosotras, para nosotras y nadie que venga a tomar decisiones, que es lo que hemos estado tratando de ser, de hacer en el grupo
Orfa, ¿qué cambió en su vida después de participar con las mujeres del movimiento?
Orfa – Para mí ha cambiado muchísimo. Primeramente el crecimiento personal, como ir a hablar, ir a negociar, proponer. Antes, yo no lo hacía, antes uno sólo llegaba y como que escuchaba y a ver qué hace. El espacio de formación, de información que uno busca, el intercambiar con otras mujeres, el dejarse formar, entrar a la parte de la formación, querer y llegar a lograr. Eso le permite a uno cada día más conocimiento, siempre participar en las capacitaciones, yo siempre digo “uno nunca deja de aprender”. Siempre cuando va a otros encuentros, intercambios, trae algo nuevo para compartir, para mejorar, aprender a ver lo que uno hace y seguir superando.
¿Cuál fue tu trayectoria hasta llegar a esta organización?
Orfa – Primeramente, aquí en la comunidad yo participaba, sin ser miembra de la organización, en talleres de autoestima, talleres de género. Yo era invitada a participar. Era joven, yo participaba a los 16, 17 años. A mí me llegaban las invitaciones directamente. Yo siempre asistía, siempre quería aprender más. Y después, estando en este grupo, he participado en capacitaciones aquí regionales, nacionales, en la formación de liderazgo, cómo hablar en público, y ahora en el proceso de formación política, el conocimiento a la política. Para nosotras, las mujeres siempre oímos de la política que son parte del gobierno, no como ser nuestra propia propuesta y poder decidir con el conocimiento. Y me ha servido mucho, por cierto.
Yo digo que el espacio de formación para mí es el principal. Uno poder defender la demanda de las mujeres, poder proponer, conocer la situación nacional. Antes, se tenía muy pocas capacitaciones. Ahora, hemos aprendido bastante. Bueno, todavía falta para poder demandar con mayor formación. Las mujeres, siempre, en las zonas rurales, siempre somos como más quitadas a esa parte. Siempre dejar que hagan los que tienen más el poder, pero uno se va orientando más, capacitando, va haciendo parte. Y unidas con otras mujeres podemos proponer, podemos hacer cosas juntas, todo esto es parte de la experiencia que uno va teniendo y formándose y tomando más posesión para poder llegar a proponer y lograr lo que uno se propone.
¿Y en qué otro espacio estás?
Orfa – Estoy en el espacio de la coordinadora. En la secretaría, llevo cuatro años. Para mí, ha sido un ramo difícil, porque uno quiere trabajar las cosas y siempre la experiencia de cómo la viven el en campo, cómo la hacen en el campo. Dejar, permitir y abrir los espacios para todos. Estoy en la parte de la comisión de incidencia, en la comisión de crédito, comunicación y el espacio Mesoamericanas en Resistencia también, otro espacio que hay de resistencia en Mesoamérica. He estado en intercambio.
Este espacio uno siente como maduro, porque son espacios donde hay organizaciones de sindicato, nosotros decimos, con otro estudio, ya con gente de más profesión. Entonces, uno siente el espacio como que más maduro para poder llegar a concluir una propuesta conjunta, mientras que el espacio o las necesidades de las zonas rurales son diferentes. Un espacio rural, cuando hay un espacio sólo de eso, uno siente como más propio el espacio, para poder compartir, poder hacer alianza, poder proponer una propuesta sentida de nosotras. Lo que es el crédito y todo eso. Menos acceso, menos información, tiene la mujer en el campo y las actividades productivas, digamos, que en eso los urbanos son diferentes.
¿Cómo y cuándo tu conoces la Red LAC?
Orfa – Primeramente, cuando se envió la invitación. Yo leí la memoria de la Red que hubo antes de nosotras participar. La memoria me la entregaron para leerla y poder participar en México, en el segundo encuentro de la Red. Fue en México que ya conocí lo que hacían, cómo era, pero ya había leído por lo menos la historia de la red. Llevaba un poquito, pero no había participado en la primera.
¿Y cómo analizas tu participación en el segundo?
Orfa – Para mí fue bueno. Yo estuve en la parte de coordinación como país, fuimos cuatro compañeras. Yo, siempre que represento a un espacio que quiero participar, me propongo y, si no sé, trato como mejorar. Todas las reuniones, toda la agenda de esos días que se trabajó, yo lo consideró bueno. Yo estuve pendiente de todas las agendas, de todas las actividades que se hicieron.
¿Algo cambió después de participar del encuentro de México, de participar de la Red?
Orfa – Sí, primeramente, sabe que teníamos ese espacio no sólo aquí como a través de Latinoamérica y otros países. El intercambiar con otras mujeres y ver las necesidades motiva uno a seguir luchando como país y como zona rural. Eso de seguir y ver que el espacio es de uno. Yo comentaba y conversaba con algunos que ese espacio es identificado con uno porque se hablaba entre mujeres rurales... que sí había técnica, digamos, pero el espacio fue nuestro. Me gustó en su mayoría, siempre dice más que el otro espacio de las mujeres.
¿Y algo cambió en su organización después de México?
Orfa – Nosotros dimos a conocer esta declaración, todas las actividades y por lo menos abrir a otras mujeres que participen en este espacio. Intercambiar todo, la declaración del evento, vivirlo aquí como se trabajó allá, traer la información que uno ha tirado, muy bonita, poder nosotros presentarles el trabajo que se hizo allá, darlo a conocer e ir formando una parte de la agenda e ir formando el camino que es lo que queremos llegar a lograr.
¿Qué piensas como futuro para la Red LAC?
Orfa – Como futuro estamos proyectando a consolidar bien la Red aquí en Costa Rica. Ya tenemos cuatro organizaciones que somos parte. Tener nuestra agenda para poder incidir. Hemos propuesto también a buscar recurso para darle seguimiento a esa agenda. Nosotros hemos iniciado y queremos seguir con esa agenda. Porque, como dije, el espacio vemos que es bueno y nos permite ir planteando las necesidades. Estamos en esa elaboración. Quisiéramos, sí, tener nuestra propia agenda, poder incidir y contar con los recursos para hacer actividades nacionales. Y todo eso.
¿Y qué sueño tienes para las mujeres rurales?
Orfa – Que podamos lograr incidir en la demanda que tenemos como prioridad. En el caso, una de las prioridades de la demanda es el acceso a la tierra. Como poder incidir en esa parte para que la mayoría de las mujeres conozcan sus derechos, tengan sus posiciones y en algunos tengan su requisito. Por eso queremos poder atender a esa demanda.
Y para ti, ¿qué sueñas?
Orfa – ¿Para mí? Siempre luchar en unión y poder establecer las necesidades que tenemos aquí. Como hay muchos problemas en lo que es el crédito y todo esto, ya con una propuesta bien clara beneficia primeramente a la familia. En lo personal, a nosotros, a todas las mujeres, ya bien planteada y aprobada. Eso viene a favorecer.
¿Qué te pareció contar un poco de tu historia?
Orfa – Pienso que es bueno. Muy poco se anota o se dice esa historia, como comenzó la familia. En la mayoría de las familias no se comunican, ver cuál ha sido la experiencia y por qué uno esta ahí, cómo nace, porque muchas veces la experiencia viene de la familia. Cómo ir desarrollando y tratar algunas cosas que la familia hizo, ir mejorando para tener mejores logros.
¿Hay algo más que quieres decir?
Orfa – No.
Entonces, muchas gracias por la entrevista.
Recolher